Apuntes biográficos
Su nacimiento, infancia y juventud
El Imam ‘Ali Ibn Al Husain (P) nació en Medina.
Su madre fue Shahr Banu (Yahzanán), una princesa de la
corte persa, nieta de Cosroe, la cual junto con su hermana habían
sido enviadas hacia el Imam 'Ali (P), quien la casó
con su hijo el Husain (P) y la hermana con Muhammad ibn Abu Bakr,
el hijo del primer califa que tras la muerte de éste había
quedado al cuidado del Imam 'Ali (P).
El Imam 'Ali Ibn Al Husain (P) vivió dos
años bajo el Imamato de su abuelo, Amir Al Mu’minin
(P), diez años durante el Imamato de su tío al Hasan
(P) y otros once años durante el Imamato de su padre el
Husain (P). De ellos aprendió todas las ciencias del Islam.
Su Imamato había sido confirmado por el Profeta y los otros
Imames. Su padre había dejado a Umm Salama, una de las
esposas del Profeta (PBd), su designación por escrito.
Además fue el único hijo del Imam Husain (P) que
sobrevivió, pues sus otros hermanos -‘Ali Akbar (25
años), Ya’far (5 años) y ‘Ali Asgar
que era un niño de pecho- fueron martirizados durante a
la masacre de Karbala, por lo que no quedan dudas de su Imamato.
Sin embargo, algunos reclamaron el Imamato para Muhammad ibn al
Hanafiyah, el hijo de Amir al Mu’minin (P), aunque no había
ninguna designación respecto a él, quien ni siquiera
había efectuado reclamo alguno.
El Imam Zain ul ‘Abidin (P) que acompañaba también
a su padre en el viaje que terminó fatalmente en Karbala,
pero a causa de una grave enfermedad que le incapacitó
para participar en la lucha, fue preservado de tomar parte en
la guerra santa y ser martirizado. Así, fue enviado con
el grupo de mujeres a Damasco. Después de pasar un período
en prisión, fue enviado con honores a Medina, ya que Yazid
deseaba conciliarse con la opinión pública. Pero
una segunda vez por orden del Califa Omeya Abd ul Malik, fue encadenado
y enviado de Medina a Damasco y otra vez devuelto a Medina.
El cuarto de los Inmaculados Imames tras su regreso a Medina,
se apartó completamente de la vida pública, cerrando
la puerta de su casa a los extraños y dedicándose
enteramente a la adoración. El sólo mantenía
contacto con algunos grandes de los shiítas tales como:
Abu Hamzah Thimali, Abu Jalid Kabuli y otros semejantes. Ellos
difundieron entre los Shi’ah las ciencias religiosas que
aprendían del Imam. De esta manera el shiísmo se
extendió considerablemente y mostró sus efectos
durante el Imamato del quinto Imam. Entre los trabajos que el
Imam Zain ul ‘Abidin (P) realizó se encuentra un
libro titulado"Sahifatus Sayyadiah" que consiste
en cincuenta y siete súplicas relativas a las más
sublimes ciencias Divinas y es conocido como “Los Salmos
de la Casa de Muhammad (PBd)”.
El Imamato de 'Ali Ibn Husain (P)
Al Imam 'Ali Ibn Al Husain (P) le tocó vivir
una época muy dura para los Shi’as. Fue durante el
reinado Omeya, tras la masacre de Karbala. Puso en marcha el movimiento
“Husaini” el cual resguardaría al Islam de
la corrupción reinante, misión que compartió
en gran parte con su tía Zainab (P). Pero las duras condiciones
que lo rodeaban, le impusieron encerrarse y limitarse, sin poder
difundir las enseñanzas islámicas. Sin embargo esto
no le impidió la formación de cierto número
de sabios, quienes luego se encargarían de la difusión
y atraerían a mucha gente hacia los Imames de la Gente
de la Casa.
Su trabajo limitado permitió que su hijo, Muhammad al
Baquir (P), tuviera un gran número de discípulos,
y que su nieto, Ya’far As Sadiq (P) organizara luego toda
la doctrina de la escuela Shiita (también conocida como
“Imamita” o “Ya’farita”), con más
de cuatro mil discípulos.
Entonces el Imamato de 'Ali ibn Husain (P) asumió dos
formas: una de abierta difusión para esclarecer la verdad
de lo acontecido en Karbala, lugar en el cual sus discursos en
público impactaban a la gente haciéndole comprender
la gravedad de lo ocurrido. La otra forma fue cerrada, limitada
a la preparación de ciertos sabios y a la enseñanza
por medio de súplicas, las cuales se han reunido en una
obra llamada “Sahifatus Sayyadiiah”, conocida con
el nombre de “Los Salmos de la Casa del Profeta”.
Estas súplicas diseminaron sus enseñanzas entre
los musulmanes, siendo un tesoro inagotable de sabiduría
y piedad.
El Imam falleció envenenado el 25 del mes de Muharram
del año 95 del calendario musulmán, a los cincuenta
y siete años de edad, y fue enterrado en al Baqui’
junto a su tío, el Imam Hasan (P). Ejerció su Imamato
durante treinta y cuatro años aproximadamente, bajo el
gobierno de distintos califas Omeyas.
Primera etapa de su imamato: después de la masacre de
Karbala
Sin duda la aprehensión de la familia de Imam Husain
(P) jugó un papel muy importante para que el levantamiento
de éste obtuviese el fin propuesto ya que, durante el viaje
de su captura, si no hubiesen contado a la gente, con toda valentía,
la tragedia de Karbala, y también si la gente no los hubiese
visto de cerca, el martirio de Imam Husain (P) nunca hubiese encontrado
el eco que obtuvo, y los Omeyas, especialmente Yazid, no hubiesen
sido desenmascarados.
La familia de Imam Husain (P), contrariamente a la reacción
de cualquier otro prisionero y contrario a lo que imaginaba la
mayoría de la gente de esa época que los consideraba
derrotados, a cualquier lugar que llegaban declaraban su victoria
y la derrota del enemigo, presentándose como victoriosos
y triunfantes y al ejército de Yazid como los vencidos
y desgraciados.
Entre los supervivientes de la tragedia de Karbala, se encontraban
el Imam Zain ul `Abidin y su tía, la hermana de su padre,
Zainab Kubra (P), quienes jugaron el papel de portavoces para
despertar la conciencia de la gente.
Imam Zain ul ‘Abidín (P), a pesar de que en el
momento del martirio de su padre se hallaba enfermo (y es natural
que hasta un tiempo después los síntomas de la enfermedad
permanecían en su cuerpo) y a pesar de que se encontraba
inmensamente acongojado por el martirio de su padre, hermanos
y compañeros, esto no fue un impedimento para que llevase
a cabo su tarea, y aprovechó cualquier oportunidad para
concientizar a la gente.
Las gentes de Kufa al escuchar los sermones, ardientes como
el fuego, de Zainab, de su hermana Umm Kulzum y de Fatimah Sughra,
se sintieron avergonzados; lloraron y se lamentaron; entonces
Imam Zain ul ‘Abidín (P) hizo una señal y
todos guardaron silencio. Después de alabar a Dios, Glorificado
sea, y saludar al Mensajero de Dios dijo:
“¡Oh gente!... yo soy ‘Ali Ibn
Al Husain, hijo de `Ali Ibn Abi Talib. Yo soy hijo de aquel hombre
justo a quien saquearon sus pertenencias y tomaron prisionera
a su familia. Yo soy hijo de aquel hombre que fue asesinado sediento,
en las orillas del río Eúfrates, sin que hubiese
derramado sangre o tuviese culpa alguna.
¡Oh gente! ¡Juro por Dios!, ¿es
que acaso no fuisteis vosotros quienes con vuestras cartas invitasteis
a mi padre a que viniese a Kufa y luego lo matasteis?.
¡Oh gente! ¿Con qué cara vais
a presentaros frente a Muhammad (PBd) el Día de la Resurrección,
y qué contestaréis cuando os diga: -Vosotros matasteis
a mi familia y no me respetasteis pues vosotros no sois de mi
comunidad".
Las palabras del Imam, al igual que una tormenta disturbaron
y agitaron a la gente de Kufa. Repentinamente se escucharon gritos
y lamentos aquí y allá. La gente lloraba, unos a
otros se reprochaban: “que despreciables y desafortunados
sois y no lo comprendéis”.
Así fue como el Imam despertó sus conciencias
adormecidas, haciéndolos conscientes de sus actos, personificando
para ellos la inmensidad de la tragedia.
Llevaron a la familia de Imam Husain (P) al castillo de Ibn
Ziyad. Cuando Ibn Ziyad vio al Imam Zain ul ‘Abidín
(P) preguntó: “¿Quién es éste?”
“‘Ali Ibn Al Husain” -contestó
uno de sus oficiales.
“¡Es que ¿Dios no mató a ‘Ali
Ibn Al Husain?!” interrogó Ziyad sorprendido
Esta vez el Imam respondió: “Tuve un hermano
de nombre `Ali, a quien tu gente mató”.
“¡No, Dios lo mató!” -exclamó
Ibn Ziyad.
Entonces el Imam pronunció la siguiente aleya:
«Dios llama a las almas cuando mueren y...»
(Az-Zumar 39:42)
Ibn Ziyad enfureció y gritó: “¡Como
te atreves a contradecirme!” -y con altivez y engreimiento
ordenó a sus oficiales que mataran al Imam.
Zainab Kubra (P) se levantó para protestar: “Tú
no dejaste vivo a nadie de nosotros, si decidiste matar a ‘Ali
Ibn Al Husain (P), pues matadme a mí también”.
El Imam pidió a Zainab que guardase silencio, entonces
dijo: “¡Oh, hijo de Ziyad! ¡Tratas de amenazarme?
Es que no sabes que ya estamos acostumbrados a que nos maten y
el martirio es un honor para nosotros...".
Imam Zain ul ‘Abidín (P) en Sham (Siria)
Los prisioneros, atados con sogas, fueron trasladados a la ciudad
de Sham, actualmente conocida como Damasco, y llevados al castillo
de Yazid. Imam Zain ul ‘Abidín (P), con valentía
y magnanimidad, se volvió hacia Yazid y dijo: “¡Oh
Yazid! ¿Qué piensas que diría el Mensajero
de Dios (PBd) si nos viese con las manos así atadas?”.
Esta sencilla frase, plena de sentido pronunciada por el Imam,
provocó que los ojos de los presentes se llenasen de lágrimas.
Cuenta uno de los musulmanes que ese día se encontraba
presente en Sham cuando llevaron a los presos: “Estaba
yo en el bazar de Sham, frente a la puerta de la mezquita, exactamente
donde, por lo general, solían detener a los prisioneros.
La caravana se detuvo y un anciano sirio se les acercó
y dijo: -Adorado sea Dios que terminó con vosotros y apagó
esta conspiración-, añadiendo muchas otras insolentes
palabras.
Cuando terminó de hablar, el Imam Zain ul `Abidin
(P) le dijo: 'He escuchado lo que habéis dicho. Expresasteis
toda aquella enemistad y odio que guardabais en vuestro corazón.
Ahora al igual que yo escuché vuestras palabras, escuchad
las mías'.
'¡Habla!' -replicó el anciano.
El Imam le preguntó: '¿Acaso habéis
leído el Sagrado Corán?'.
'Lo he leído' -afirmó el viejo.
'Has leído la aleya que dice: «Di
(Muhammad): Yo no os pido recompensa a cambio, salvo el
afecto a mis parientes» (Ash-Shura 42:23)'.
'Sí, la he leído' -declaró el anciano.
'Los parientes del Profeta (PBd) somos nosotros. Dime ¿has
leído esta otra aleya? «Da a tus parientes
lo que es su derecho» (Al-Asra’ 17:26)'.
El Imam continuó diciendo: 'Nosotros somos los parientes
a los que se refiere el Todopoderoso cuando dice a su Enviado
(PBd) dales lo que es su derecho'.
'¿Es que realmente son ustedes los parientes?' -preguntó
sorprendido el anciano.
'¡Así es!' -afirmó el Imam; entonces
le preguntó si había leído la siguiente aleya
que habla del quinto (jums): «Sabed que, si obtenéis
algún botín, un quinto corresponde a Dios, al Enviado
y a sus parientes». (Al-Infal 8:41)'.
'“¡Sí, la he leído!' -exclamó
agitado el anciano.
'Nosotros somos los parientes... ¿has leído
en la Sura La Coalición donde Dios Todopoderoso dice?:
«Dios sólo quiere libraros de la mancha,
gente de la casa y purificaras por completo?».
(Al-A’hzab 33:33)'.
El anciano levantando sus manos al cielo exclamó:
'¡Dios mío, estoy arrepentido! ¡Dios mío,
me arrepiento de haber enemistado con la familia del Profeta (PBd)
y aborrezco a aquellos que los asesinaron! Anteriormente ya había
yo leído estas aleyas, pero no entendía su verdadero
significado'.
Imam Zain ul `Abidin en la mezquita de Sham
Un día que Yazid se encontraba en la mezquita principal
de la ciudad de Sham, ordenó a uno de los oradores que
subiese al púlpito y recordase -groseramente- a Imam `Ali
Ibn Abi Talib y a Imam Husain (P). El orador se sentó en
el púlpito e inició su sermón elogiando a
Yazid y Mu’awiyah, e insultando a estos dos Imames.
Imam Zain ul ‘Abidín (P) que se encontraba presente,
silenció las palabras del orador diciendo: “¡Oh,
pobre de ti! ¿Cambiaste la satisfacción de tu Dios
por la de alguien que fue creado por Él, preparándote
de esta forma un lugar en el infierno?”. El Imam volvió
su luminoso rostro hacia Yazid y exclamó: “¡Permite
que suba al púlpito y diga unas palabras que le agraden
a Dios, las cuales sean premio y recompensa para los presentes!”.
Yazid se opuso, pero la muchedumbre insistía que aceptara,
y sin tener otra alternativa, declaró: “Si él
sube al púlpito sólo bajará cuando nos haya
deshonrado a mi y a la familia de Abu-Sufian".
Le preguntaban: “¿Que puede decir?”
“Él es de esa familia de aquellos que les fue
transmitida la sabiduría por medio de la leche, cuando
era un lactante” -contestó Yazid.
La gente insistió aún más. Yazid se vio
obligado a aceptar, por ello Imam Zain ul ‘Abidín
(P) subió al púlpito y después de alabar
a Dios, Todopoderoso, continuó diciendo:
“Él, que no tiene inicio y que su
esencia es eterna e inmortal, el Primero y sin principio, el Último
y sin final, y después de que se haya extinguido toda la
creación Él permanecerá y quedará
infinitamente.
¡Oh, gente!...el Todopoderoso nos dio sabiduría,
paciencia, generosidad, elocuencia, valentía, llenando
los corazones de nuestros creyentes de amor hacia nosotros...
El Mensajero de Dios (PBd) es de los nuestros y amigo sincero
de esta gente; el Príncipe de los Creyentes, `Ali Ibn Abi
Talib (P) es de los nuestros; Ya`far Taiiar es de los nuestros;
Hamzah, Señor de los Mártires es de los nuestros;
Imam Hasan e Imam Husain, que son dos de los grandiosos nietos
del Profeta (PBd), son de los nuestros...
...yo soy hijo de Meca y Mina, hijo del manantial
de Zam-Zam y el monte de Safa, yo soy hijo de aquel magnificente
que levantó la Piedra Negra -Hayarul Asuad- con su capa.
Yo soy hijo del mejor peregrino, de aquél
que realizó los ritos del hayy (peregrinación) en
la mejor forma debida.
Yo soy hijo de aquel que en una noche fue llevado
de la Mezquita Al-Haram a la Mezquita Al-Aqsa (en Jerusalén).
Yo soy hijo de aquél que Dios le hizo revelaciones.
Yo soy hijo de Husain que fue martirizado en Karbala.
Yo soy hijo de Muhammad Mustafa (el elegido).
Yo soy hijo de Fatimah Zahra’ (P).
Yo soy hijo de Jadiyah Kubra (P).
Yo soy hijo de aquél que fue ahogado en su
propia sangre".
La muchedumbre miraba a Imam ‘Ali Ibn Al Husain (P) con
excitación, evidenciando cada una de sus frases más
y más para la gente la grandeza de su linaje y profundidad
del martirio de Husain (P). Poco a poco los ojos de los presentes
se llenaron de lágrimas y se dejaron escuchar leves sollozos
ahogados en sus gargantas. Repentinamente se levantó, de
todos los rincones, un bullicioso llanto, Yazid se atemorizó
y para calmar a la gente y evitar que el Imam continuase hablando,
ordenó al muecín que convocara a la oración.
Se levantó la voz del almuédano: “Allahu
Akbar, Allahu Akbar, ... Allahu Akbar, Allahu Akbar,… Dios
es el más Grande” -repitió cuatro veces.
El Imam que aún se encontraba sobre el púlpito exclamó:
“Así es, Dios es el más Grande y más
Magnificente y más Glorioso y más Honorable que
cualquier otro a quien yo tema".
Ash-hadu anna Muhammad ar Rasulul-lah (Testifico que
no hay Dios sino Dios -continuaba el muecín-).
El Imam cortando una vez más las palabras del almuédano
dijo: "Así es, juro por lo más eminente,
que no existe Providencia ni Adorado más que Él".
Ash-hadu anna Muhammad ar Rasulul-lah (Testifico que
Muhammad es el Enviado de Dios).
Todos se encontraban con la cabeza inclinada hacia abajo, escuchando
con atención la llamada a la oración y lo que decía
el Imam. Cuando el almuédano pronunció “Muhammadar
Rasulul-lah”, los presentes levantaron sus cabezas
dirigiendo sus miradas hacia el Imam. Una cortina de lágrimas
nublaba sus miradas; era como si observaran en el rostro del Imam
al propio Profeta (PBd).
El Imam quitó el turbante de su cabeza y entonces exclamó:
“¡Oh, muecín! Por ese Muhammad que acabas
de pronunciar, silencia un momento". El almuédano
calló, y la gente mucho más. Yazid, que había
empalidecido, se encontraba muy preocupado ya que ni siquiera
la llamada a la oración pudo sosegar al Imam.
El Imam volvió su brillante rostro hacia Yazid y dijo:
“¡Oh, Yazid! ¿Este querido y grandioso
Mensajero de Dios (PBd) es tu antepasado o el mío? Si afirmas
que es tuyo, todos saben perfectamente que mientes, y si dices
que es mi, entonces ¡contesta!, ¿por qué mataste
a mi padre y lo despojaste de sus pertenencias y tomaste prisionera
a su familia?. ¡Oh, Yazid!, ¿con este proceder,
consideras a Muhammad, Mensajero de Dios (PBd) y vuelves tu rostro
en dirección hacia Meca para llevar a cabo tu oración?
¡Pobre de ti! si mi padre y mis antecesores repudian tu
comportamiento el Día del Juicio".
Yazid ordenó al muecín que recitara el Iqamah
para la oración, pero la gente había enfurecido
tanto que algunos de ellos sin haber realizado ésta, salieron
de la mezquita.
La historia es el mejor testigo del efecto que causaron las
palabras y sermones de Imam Zain ul `Abidin (P) ese día
en la mezquita de Sham. Yazid que había planeado asesinar
al Imam (P) se vio obligado a tratarlo con respeto, tanto a él
(P) como a su familia y, sin molestarlos, enviarlos a Medina.
Después de lo sucedido, no tardaron mucho en izarse las
banderas de la revolución en oposición al régimen
Omeya tanto en Iraq como en Hiyaz (la antigua Arabia). Miles de
musulmanes se sublevaron para vengar la sangre de Husain (P),
Señor de los Mártires, y no hay duda que fue el
apresamiento de la familia de este Imam, los discursos y diálogos
que sostuvieron estos con la gente, y los eficaces sermones de
Imam Sayyad (P) los que complementaron el mensaje del martirio
de Husain Ibn `Ali (P).
Segunda etapa del Imamato del Imam 'Ali Ibn Husain (P)
Durante estos incidentes, el Imam 'Ali ibn Husain
(P) se mantuvo al margen. Se aisló de la gente permaneciendo
en su casa y se dedicó a formar un grupo de sabios, los
cuales esparcirían las enseñanzas islámicas
por todo el territorio. Luego de treinta y cuatro años
de su Imamato fue envenenado por instigación de Walid ibn
Abdul Malik ibn Marwan, y falleció el 25 del mes de Muharram
del nonagésimo año del calendario musulmán.
Sus virtudes eran numerosas y reconocidas por todos. Era considerado
el mejor Hashimita de su época y el más parecido
a Amir al Mu’minin 'Ali (P) en su carácter
y devoción.
Tuvo quince hijos, once varones y cuatro mujeres. Su hijo mayor,
Muhammad, pasaría a ser el quinto Imam (P).
Con respecto al resto de los hijos, se destaca Zaid, quien se
levantó contra el gobierno Omeya y fue martirizado en la
época del Imam Sadiq (P).
Zaid murió luchando contra la tiranía y la opresión.
Nunca se autoproclamó Imam ni pretendió el liderazgo.
Sin embargo, luego de su muerte, algunos comenzaron a considerarlo
como Imam y fundaron una rama dentro del Islam llamada Zaiditas.
Ellos consideran que después del Imam Husain (P) el Imamato
le correspondía a cualquier hijo de Fátimah (P)
que se haya revelado contra la corrupción. Es por eso que
ellos rechazan a los demás Imames, tomando en cuenta sólo
a Zaid ibn 'Ali, a su hijo llamado Iahia, que se
rebeló después de su padre, y a otros que se sublevaron
durante el gobierno Abbasida. Los zaiditas siguen la jurisprudencia
de la escuela de Abu Hanifah. Aún hoy existen, aunque en
forma reducida.
Sus cualidades morales
1. Dijo Ibn Hayyar: “Zain al ‘Abidin (P) es
quien sucedió a su padre a través de su conocimiento,
desapego de todo aquello que se relacione con lo mundano, y su
devoción. Al realizar la ablución para rezar, empalidecía,
y cuando se le preguntó acerca de esto, contestó:
'¿Acaso no saben a Quién me voy a dirigir?’”.
2. En una ocasión que Imam Zain ul ‘Abidín
(P) se encontraba entre la gente, se le acercó uno de sus
familiares para insultarlo, y luego se fue. El Imam llamó
a los presentes y les preguntó: “¿Habéis
escuchado lo que me ha dicho? ahora deseo que me acompañéis
y escuchéis mi respuesta”. “¡Te
acompañaremos!" -clamaron estos, y continuaron
diciendo- "qué mejor hubiese sido que cuando te
insultaba, le hubiésemos dado su merecido”.
El Imam, en el camino, pronunció la siguiente aleya que
describe los atributos de algunos creyentes y devotos: «...reprimen
la ira, perdonan a los hombres y Dios ama a los benevolentes...»
(An-Nisa’ 4:134).
Cuando sus seguidores escucharon esta aleya, comprendieron que
él no tenía la intención de tomar venganza.
Llegaron a casa del hombre. Imam Zain ul ‘Abidín
(P) llamó a la puerta y anunció: “Decidle
que `Ali Ibn ul-Husain ha venido”. El hombre, creyendo
que el Imam se había presentado para vengarse, salió
dispuesto a pelear. Entonces Imam con tono delicado dijo: “¡Hermano
mío! hace unos minutos antes, te presentaste ante mi y
me ofendiste. Si aquello que dijiste está en mí,
le pido a Dios que me perdone... y si no lo está, Le ruego
que te perdone”.
Al oír la suavidad con que el Imam le hablaba, se sintió
avergonzado por su actuación, entonces besó la frente
de éste y dijo: “Aquello que dije no está
en usted y confieso que soy más merecedor de ello".
3. Ibn Shar Ashub relata: “Ibadul Basri encontró
a ‘Ali Ibn Al Husain (P) en el camino a Meca, y le dijo:
'“¡Oh, 'Ali hijo de Husain! ¿Abandonaste el
combate y su dificultad, para encaminarte hacia la Peregrinación
y su facilidad? (Considerándolo una contraposición
con respecto a la actitud tomada por su padre). Dios, Poderoso
y Majestuoso, dice en el Corán: «Dios compró
de los creyentes sus almas y sus bienes otorgándoles a
cambio el Paraíso. Combaten en el Camino de Dios. Matan
y son muertos...». Hasta Su dicho: «...Y
albiricia a los creyentes...». Entonces el Imam
le respondió: 'Cuando vemos a quienes poseen estas cualidades,
entonces el combate es mejor que la Peregrinación. De lo
contrario, no lo es'".
4. Imam As-Sadiq (P) -el sexto de los Inmaculados Imames- narra:
“En Medina había un bufón que con sus
gracias y burlas hacía reír a la gente y él
mismo decía: 'Hasta hoy no he podido hacer reír
a `Ali Ibn Al Husain”'. Un día que pasaba cerca del
Imam, le arrebató la capa que llevaba sobre sus hombros,
desapareciendo en seguida. El Imam no reaccionó ante el
mal comportamiento de este hombre, teniendo que ser sus compañeros
los que rescataron la prenda y la devolvieron al Imam, quién
preguntó: '¿Quién es ese hombre?'. Dijeron:
'Es un bufón que hace reír a la gente'. Entonces
el Imam dijo: 'Díganle que Dios Todopoderoso tiene un día
en que los burlones, absurdos e injuriosos se darán cuenta
del mal que hicieron'”.
5. Así también este mismo Imam (P) dijo: “Ninguno
de los descendientes de 'Ali (P) se le parecía tanto físicamente,
en la forma de vestir, y en su inteligencia, como 'Ali ibn Al
Husain (P). Un día, su hijo Abu Ya’far (Muhammad
al Baquir -P-) se dirigió hacia él mientras realizaba
sus devociones. El Imam 'Ali Zain ul ‘Abidín (P)
estaba pálido por haber pasado la noche llorando. Sus ojos
habían consumido todas sus lágrimas después
de haber permanecido despierto toda la noche. Su frente estaba
magullada y plana de tanto prosternarse. Sus piernas y pies estaban
entumecidos por haber estado rezando durante un largo tiempo.
Abu Ya’far (P) -el quinto de los Inmaculados Imames- reportó:
'Al verlo en ese estado, no pude contener mi llanto y lloré,
que Dios tenga misericordia de él. Lo vi meditando un rato
y luego él me dijo: '¡Oh, hijo mío! Tráeme
los manuscritos en los que figura la devoción de 'Ali ibn
Abi Talib (P)'. Se los llevé y estuvo leyéndolas
por un rato. Luego los dejó con exasperación y dijo:
'¿Quién es lo suficientemente fuerte como para realizar
la devoción de 'Ali ibn Abi Talib (P)?''”.
6. Se cuenta que 'Ali ibn Husain (P) llamó a su sirviente
dos veces, y éste no le contestó. La tercera vez,
él le preguntó: “¿Es que no oyes
mi voz?”. “Sí”, le contestó
el sirviente. El inquirió: “¿Qué
pasaba por tu mente que no me respondías?” El
sirviente le explicó: “Es que yo estoy seguro
que no me castigarás”. El Imam exclamó:
“Alabado sea Dios, Quien Ha hecho que mi sirviente esté
seguro de mí”.
7.Cuando Zaid Ibn Usamah se encontraba agonizando en su lecho,
Imam Zain ul ‘Abidín (P) fue a visitarlo. El Imam
lo encontró llorando, por lo cual le preguntó la
causa y Zaid contestó: “Tengo una deuda de quince
mil dinares y mis pertenencias valen menos que mi deuda”.
El Imam le aseguró hacerse cargo de su deuda, y así
lo hizo.
8. Una noche fría y lluviosa Azzuhri vio al Imam 'Ali
ibn Husain (P) cargando harina y leña. Le preguntó:
“¡Oh hijo del Mensajero de Dios! ¿Qué
estás haciendo?” Le contestó: “Deseo
viajar, y entonces preparo las provisiones y las transporto hacia
un lugar seguro”. Azzuhri le dijo: “Este
es mi esclavo, lo cargará por ti”. El Imam lo
rechazó. Azzuhri continuó: “Yo mismo lo
cargaré por ti y te libraré de hacerlo”.
'Ali ibn Husain (P) contestó: “Pero yo no quiero
librar a mi alma de aquello que me salva durante mi viaje y hace
bendita mi entrada al lugar que ingresaré. Te ruego por
Dios que vuelvas a tus asuntos y me dejes”. Entonces
se marchó. Después de varios días, Azzuhri
le dijo al Imam: “Oh, hijo del Mensajero de Dios, no
he visto ningún rastro del viaje que has mencionado”.
El Imam le respondió (P): “Sí, ¡oh
Zuhri!, ¿cómo no?. No es lo que crees, sino que
se trata de la muerte, y para ella me estaba proveyendo. La preparación
para la muerte, sólo consiste en abstenerse de lo ilícito,
otorgar la riqueza y hacer el bien”.
Imam Zain ul ‘Abidín (P) por las noches de incógnito
repartía pan entre los indigentes y necesitados de Medina,
y les ayudaba económicamente. Cuando falleció todos
entendieron que el desconocido repartidor de pan y otros alimentos
era ‘Ali Ibn Al Husain, Imam Sayyad (P), y también
fue evidente para todos que él era el sustentador de cien
familias necesitadas de Medina, sin que ellos lo supiesen.
9. Uno de sus sobrinos, de parte de su hermana, contó:
“Mi madre siempre me recomendó que mantuviese trato
con mi tío, ‘Ali Ibn Al Husain (P) y no transcurrió
día que no fuese a visitarlo y saliese sin provecho de
su casa. A veces al ver el temor y la humildad que mostraba cuando
se encontraba orando frente al Supremo, me hacía sentir
temor y sumisión en mi corazón, y otras veces disfrutaba
de su inmensa sabiduría”.
10. El quinto de los Inmaculados Imames, Imam Al Baqir (P) cuenta:
“Cuando mi padre realizaba su oración era como
un sumiso esclavo frente a un gran rey; temblaba, empalidecía
por temor a Dios y efectuaba su oración tan perfectamente
como si fuese la última que realizaría en su vida”.
Grandeza del Imam Zain ul ‘Abidín (P)
Hisham, hijo de `Abdul Malik Omeya (de la dinastía Omeya),
viajó a Meca en la época de la Peregrinación.
Cuando realizaba el tauaf (circunvalación) había
tal cantidad de gente que le fue imposible tocar la Piedra Negra
-Hayarul Asuad-, no quedándole más remedio
que alejarse de la muchedumbre y esperar a que se retirasen algunos.
En ese momento entró el cuarto de los purificados Imames,
Imam Zain ul `Abidin (P), a la mezquita del Haram y comenzó
a realizar el tauaf. Cuando la gente advirtió
la presencia del Imam, le abrieron camino y pudo sin dificultad
acercarse y acariciar la Piedra Negra. Hisham enfureció
al ver la grandeza del Imam y el respeto que la gente mostraba
hacia él. Entonces uno de los peregrinos sirios preguntó
a Hisham: “¿Quién es ese hombre a quien
consideran tan eminente?” Hisham, por miedo a que los
sirios se interesasen en contactar con el Imam, negó conocerlo.
Farazdaq, un conocido, célebre y valiente poeta, que
en esos momentos se encontraba presente, se levantó y exclamó:
“¡Yo lo conozco!”, pronunciando a continuación
una extensa composición elogiando al Imam.
El poema de Farazdaq hablaba tan encantadora y panegíricamente
respecto al Imam, que dejo perturbado a Hisham por lo cual, inmediatamente,
ordenó su detención.
Cuando Imam Zain ul ‘Abidín (P) se enteró
de lo sucedido y de que habían encarcelado al poeta, decidió
enviarle una gratificación. Farazdaq con sinceridad devolvió
los dirhames y mandó un recado al Imam que decía:
“Estos poemas los pronuncié por Dios y su Enviado
(PBd)”. El Imam aceptó la honestidad e integridad
de Farazdaq y nuevamente le envió el dinero, rogándole
que lo aceptara y le aseguró que la recompensa en su futuro
estaba asegurada, y declaró: “Decidle que soy
de la familia de los generosos y bondadosos, y aquello que obsequiamos
nunca lo volvemos a tomar...". Farazdaq complacido aceptó
el galardón.
`Ali ibn al-Husain (P) ¡está enfermo!
Mucha gente cuando pronunciaba el nombre del cuarto Imam (P),
sin pretenderlo le llamaba el enfermo. Tal vez imaginaba que éste
se encontraba siempre afligido y doliente y, por ello, representaban
en sus mentes a este honorable con cara pálida, amarillenta
y triste espíritu.
Pero la verdad es otra. Aquéllos que conocen la historia
de la vida de este Imam saben que a lo largo de ella, nunca estuvo
enfermo, a excepción de un corto período que coincidió
con el martirio de su padre en Karbala, y en verdad que fue Dios
quien por medio de esta indisposición protegió su
vida, ya que los partidarios de Yazid al verlo tan enfermo lo
dejaron tranquilo, y fue por medio de él que continuó
la cadena del Imamato, asegurando de esta forma el futuro del
Islam.
A continuación mencionamos algunas narraciones acerca
de su enfermedad:
En el "Al Irshad", del Shaij ul Mufid esta
registrado:
“Shimr, acompañado de algunos soldados se aceró
a las tiendas de campaña, y encontró a ‘Ali
Ibn Al Husain enfermo e indispuesto”.
En la obra "Tadhkirat ul Jauas" encontramos:
“No mataron a ‘Ali Ibn Al Husain ya que se encontraba
aquejado”.
Y en la obra "Tabaqat" leemos:
“Después del martirio de Imam Husain (P), Shimr
se dirigió hacia donde se encontraba ‘Ali Ibn Al
Husain y ordenó a sus acompañantes que lo asesinaran,
a él (P), también. Entonces uno de sus compañeros
exclamó: -¡Glorificado sea Dios! ¿Es que mataremos
a este joven estando enfermo y sin que haya participado en la
batalla? En ese momento llegó `Umar Ibn Sa`d y exclamó:
“¡Dejad en paz a las mujeres y al enfermo!”
Algunos otros también escribieron:
“La enfermedad de ‘Ali Ibn Al Husain o sus indicios,
continuaron hasta que llegó a la ciudad de Kufa”.
En toda la historia, fuera de esta excepción, no podemos
encontrar otra ocasión en la que el Imam Zain ul ‘Abidín
(P) hubiese estado enfermo, por lo tanto podemos afirmar que éste,
al igual que los demás Imames, fuera de las contadas ocasiones
que durante corto tiempo estuvo indispuesto, siempre gozó
de completa salud, cumpliendo perfectamente con sus deberes de
Imam.
El cuarto Imam frente a las autoridades opresoras de esa época
Imam Zain ul ‘Abidín (P) durante el período
de su Imamato tuvo que enfrentarse con diferentes gobiernos opresivos
como el de Yazid, `Abdullah Ibn Zubair, Maruan Hakam, `Abdul
Malik Ibn Maruan y Ualid Ibn `Abdul Malik, gobernando cada uno
de estos durante un tiempo al pueblo musulmán. Para rememorar
la situación de esa época, a continuación
recordamos algunas de las agresiones que realizaron estos opresores:
Después del martirio del “Señor de los Mártires”,
Imam Husain (P), en el año 62 d.H., un grupo de medinenses
se dirigieron hacia Sham y observaron de cerca que Yazid era un
alcohólico y jugador, que pasaba la noche festejando, bebiendo,
y cometiendo otros pecados. Esta delegación regresó
a Medina e informaron a la gente de lo que fueron testigos. Los
musulmanes, que ya se encontraban enojados por la muerte de Imam
Husain (P) y sus seguidores, declararon su oposición. Yazid
organizó un ejército dirigido por un hombre perverso
llamado Muslim Ibn `Aqabah y lo envió a Medina, que en
tres días saqueó la ciudad llevando a cabo una masacre
general, en la cual fueron asesinados de la forma más salvaje
diez mil hombres, mujeres, viejos y niños.
En el año 64 d.H., muere Yazid y su hijo Mu’awiyah
toma el poder. Cuarenta días (o tal vez tres meses después,
según otras versiones existentes de los diferentes historiadores),
Mu’awiyah Ibn Yazid fue a la mezquita, subió al púlpito
e hizo pública su renuncia al califato.
Después de la muerte de Yazid, `Abdullah Ibn Zubair
que durante años esperó la oportunidad para tomar
el califato, provocó una revuelta en la ciudad de Meca
y la gente del Hiyaz (Arabia), Yemen, Iraq y Jurasan, hicieron
el juramento de fidelidad con él.
En Sham, Maruan Ibn Hakam, después de la renuncia de
Mu’awiyah Ibn Yazid y por medio de una conspiración,
tomó el poder en sus manos oponiéndose al gobierno
de `Abdullah Ibn Zubair. Posteriormente conquistó Sham
y luego Egipto pero su gobierno no duró mucho tiempo, y
después de su fallecimiento, el año 65 d.H., su
hijo `Abdul Malik tomó el poder. `Abdul Malik fortaleció
el Estado y en el año 73 d.H. cuando tuvo bajo su dominio
a Sham y a Egipto, sitió -en Meca- a `Abdullah Ibn
Zubair y luego lo asesinó.
`Abdul Malik era un hombre cruel, envidioso y opresor. En una
ocasión dijo a Sa`id Ibn Musaiieb: “Yo soy así
que cuando realizo una buena obra, no me complace, y cuando realizo
una mala obra, no me molesta”. Sa`id le contestó:
“Es evidente que tu corazón está totalmente
muerto”.
Después de que asesinó a `Abdullah Ibn Zubair,
en uno de sus discursos dijo a la gente: “Aquél
que me invite a la abstinencia y a la castidad, será degollado”.
Uno de los grandes crímenes de `Abdul Malik fue nombrar
a Hayyay Ibn Iusif Zaqafi, gobernador de las ciudad de Basra y
Kufa. Hayyay fue uno de los más sangrientos e indignos
gobernadores que tuvo el gobierno Omeya. Era un hombre sádico
que le gustaba verter sangre cruelmente. Se dedicó a molestar,
torturar y matar a la gente, principalmente a los Shi’ah
de `Ali Ibn Abi Talib (P). Está registrado que durante
su gobierno mató aproximadamente a ciento veinte mil personas.
Imam Zain ul ‘Abidín (P) era vigilado muy de cerca
por los seguidores de `Abdul Malik, que buscaba encontrar un pretexto
para ser más severo e insultar al Imam.
El Imam se casó con una de sus siervas a quien con anterioridad
había puesto en libertad, los espías informaron
a `Abdul Malik de lo sucedido, quien de inmediato envió
una carta insultante al Imam en la que decía: “Me
han informado que tomasteis como esposa a una liberada, mientras
que el Quraish tiene mujeres destacadas que sería un honor
para vos casaros con alguna de las cuales, además os daría
hijos dignos. Con este enlace no os considerasteis a vos mismo
ni a la dignidad de vuestra descendencia. Wa Salam".
El Imam le respondió: “Recibí tu carta
en la cual me reprochas haberme casado con mi esclava liberada,
y supones que entre las mujeres del Quraish hay alguna, con la
que casarme con ella sería un gran honor para mi y me daría
nobles hijos, mientras que nadie es superior a la grandeza del
Mensajero de Dios (PBd) pues nosotros somos del linaje del Profeta
(PBd) y no existe linaje superior al nuestro que pueda engrandecernos
con un matrimonio... para aquél que sea honesto en cuanto
a la religión de Dios, no existe nada que pueda destruir
su forma de ser. Dios por medio del Islam terminó con la
inferioridad o superioridad de las razas”.
En una ocasión `Abdul Malik quiso insultar al Imam y
al mismo tiempo provocar miedo en la gente, para lo cual envió
escoltado al Imam a Sham y nuevamente lo devolvió a Medina.
El año 86 d.H. `Abdul Malik muere y su hijo Ualid toma
el poder en sus manos. Ualid era cruel y opresor al igual que
su padre. Yalulid-Din Siuti escribió acerca de él:
“Ualid fue un vil tirano”.
Ualid en el primer discurso que pronunció dijo: “Aquél
que se rebele hacia mí, lo mato; y aquél que calle,
el mismo silencio lo matará”.
Ualid, al igual que los demás gobernantes de esa época,
estaba alarmado por la fama y popularidad de Imam Zain ul `Abidin
(P) y se encontraba inquieto por la personalidad intelectual y
espiritual de éste. Además temía que sus
seguidores se rebelasen a su gobierno, y fue por ello que no pudo
soportar la presencia del Imam en la sociedad musulmana y con
intrigas lo envenenó.
Al analizar la situación que sufría el Imam Zain
ul ‘Abidín (P) en su época, en la que se simultaneaban
revueltas y diferentes crisis sociales, y tomando en cuenta a
los gobiernos opresores y el rígido control al que se encontraba
sometido el Imam y, añadiendo a esto que no contaba con
seguidores creyentes, audaces y fieles, llegamos a la conclusión
que éste no tuvo otro camino a seguir, mas que realizar
enfrentamientos infructuosos, educar a estudiantes privilegiados
y dejar obras científicas y éticas.
En el camino hacia Meca un hombre se le acercó y con
tono de reproche le dijo: “¿Habéis dejado
a un lado el Yihad y sus dificultades y os vais al Hayy -peregrinación
a Meca- ¡qué sencillo!". El Imam le contestó:
"Si contase con seguidores devotos y creyentes, daría
preferencia al Yihad sobre el Hayy”.
Abu `Umar Nahdi narra que Imam Zain ul ‘Abidín
(P) en una ocasión dijo: “En Medina y Meca no
cuento con veinte seguidores verdaderos y devotos”.
El Imam, educa e instruye a los musulmanes
Después de lo sucedido en Karbala y después de
su regreso a Medina, Imam Zain ul ‘Abidín (P) se
apartó completamente de la vida pública, cerrando
la puerta de su casa a los extraños y dedicándose
enteramente a la adoración. El sólo mantenía
contacto con la elite de los Sihítas, Abu Hamzah Thimmali,
Abu Jalid Kabuli y otros semejantes. Ellos difundieron entre la
Shi’ah las ciencias religiosas que aprendían del
Imam. De esta manera el shiísmo se extendió considerablemente
y mostró sus efectos durante el Imamato del quinto Imam.
Entre los trabajos del cuarto Imam se encuentra un libro titulado"Sahifatus Sayyadiah" que consiste en cincuenta
y siete súplicas relativas a las más sublimes ciencias
Divinas y es conocido como “Los Salmos de la Casa de Muhammad”.
El Shaij at-Tusi nombra a ciento setenta de los seguidores del
Imam que se dedicaron a propagar los dichos y narraciones de este
Inmaculado Imam.
A continuación recordamos a tres de sus fieles compañeros:
1. Sa`id Ibn Musaiieb. El cuarto Imam acerca de Sa`id Ibn Musaiieb
manifiesta: “Sa`id es uno de los hombres más
sabios en cuanto a historia y el más entendido de su época".
2. Abu Hamzah Az-Zumali. El octavo Imam (P) declaró sobre
él: “Abu Hamzah en su época fue como Salman
en la suya".
3. Sa`id Ibn Yubair. Había llegado a un supremo grado
en la ciencia que incluso decían: “Sobre la tierra
no existe persona alguna que no requiera de la sabiduría
de Ibn Yubair".
En una ocasión que tomaron preso a Sa`id Ibn Yubair y
lo llevaron ante Hayyay Zaqafi, éste le dijo: “Tú
eres Shaqi Ibn Kasir no Sa`id Ibn Yubair”.
Sa`id le contestó: “Mi madre era más
conocedora de por qué me nombró Sa`id”.
Hayyay, buscando un pretexto para matarlo, le preguntó:
“¿Qué opinas acerca de `Umar y Abu Bakr,
se encuentran en el cielo o en el infierno?”
Sa`id respondió: “Si cuando muera me mandan
al Paraíso, entonces podré ver quienes se encuentran
ahí. Y si me mandan al Infierno, cuando vea a los pecadores
los reconoceré”.
Hayyay volvió a preguntarle: “¿Qué
opinas acerca de los Califas?”.
- “Yo no soy su abogado”.
- “Cuál de los Califas es más de tu
agrado?”
- “Aquél que haya complacido más a Dios,
Glorificado sea”.
- “¿Cuál de ellos agradó más
al Todopoderoso?”
- “Sólo Dios es sabedor de todo lo visible
e invisible”.
- “¿Por qué no sonríes?”
- “¿Como puede sonreír una creación
hecha de tierra que en cualquier momento puede ser destruida por
el fuego?”
- “Pues, ¿por qué estamos nosotros alegres
y reímos?”
- “Los corazones de las gentes son diferentes”
-le contestó Sa`id.
Hayyay ordenó que trajeran unas joyas y las colocaran
cerca de Sa`id. Entonces Sa`id le dijo: “Si acumulaste
estos tesoros para obtener el perdón el Día del
Juicio, entonces no tendrás problema alguno; pero si fuese
lo contrario, el Día del Juicio es tan espantoso que incluso
las madres olvidan a sus hijos lactantes. El acumular riquezas
no da provecho alguno, fuera de la cantidad lícita y pura”.
Hayyay ordenó que trajeran los instrumentos musicales.
Sa`id lloró. Entonces Hayyay volvió a preguntarle:
“¡¿Cómo quieres que te mate?!”.
Sa`id contestó: "Como quieras, juro por Dios
que el Día del Juicio, Él te matará tal y
como tú me mates”.
“¿Quieres que te perdone?” -le preguntó
Hayyay.
“Sólo espero el perdón de Dios, puedes
estar seguro que a ti nunca te lo pediré” -le
contestó firmemente Sa`id.
Hayyay ordenó que se preparasen para matar a Sa`id, quien
en ese momento bajo sus labios pronunció la siguiente aleya:
«Vuelvo mi rostro como hanif -musulman-, hacia Quien ha
creado los cielos y la tierra, y no soy asociador»
(Al-An’am 6:79)
Hayyay encolerizado dijo: “¡Volved su rostro
hacia otra dirección fuera de la qiblah (dirección
hacia Meca)!”
Sa`id murmuró:
«De Dios son el Oriente y el Occidente. A donde quiera
que os volváis, allí está la faz de Dios.
Dios es Inmenso, Omnisciente»
(Al-Baqarah 2:115)
Hayyay exclamó: “¡Volved su rostro hacia
la tierra!”.
Nuevamente se dejó oír la voz de Sa`id pronunciando
la aleya:
«Os hemos creado de ella y a ella os devolveremos, para
sacaras otra vez de ella»
(Ta Ha 20:55)
Hayyay encolerizado ordenó: “¡Degollado!”.
Entonces Sa`id claramente testificó: “Ash-hadu
an la ilaha illal-lah wahdahu-la sharik Allah, Wa anna Muhammadan
a’bduhu wa rasuluhu (Testifico que no hay más
Dios que Dios, Único sin asociados y que Muhammad es Su
siervo y enviado)".
Y continuó diciendo: "¡Dios mío!
después de mi muerte no dejes que predomine sobre nadie”.
En ese momento la sangre de Sa`id Ibn Yubair enrojeció
el suelo.
Sa`id Ibn Yubair fue uno de los verdaderos seguidores de Imam
Zain ul `Abidin (P), quien lo consideraba un hombre ejemplar,
siendo, su relación con el Imam (P), la causa principal
por la cual Hayyay ordenó su muerte.
"Sahifatus Sayyadiah"
Esta obra contiene súplicas y ruegos, a Dios, Glorificado
sea, para que nos ayude a resolver nuestros problemas y satisfacer
nuestras necesidades. Por ello, cuando el hombre siente que sus
dificultades no tienen solución, cuando se siente en un
callejón sin salida, espontáneamente extiende sus
manos al cielo y pide e implora a Dios -un poder superior y misericordioso-
Su ayuda. Y realmente que este hecho proporciona a nuestra alma
tranquilidad, disminuyendo el miedo y la preocupación,
y fortaleciendo nuestro espíritu.
Los psicólogos eruditos y todos aquéllos que están
relacionados con los problemas del alma, aceptan las súplicas
como el mejor alimento y medicina del espíritu humano,
como el mejor medio para encontrar la paz interior y disminuir
las presiones.
El Islam utiliza esta percepción natural para dirigir
y educar a la humanidad. Los Inmaculados Imames, por medio de
las súplicas y los ruegos que dejaron como recuerdo, educan
a sus seguidores en las creencias correctas, igualmente muestran
el medio para la curación de las enfermedades y misteriosos
complejos del alma humana.
Uno de los eruditos, referente a este tema nos dice: “Uno
de los grandes tesoros de la ciencia y educación islámica
son las súplicas que nos legaron el Mensajero de Dios (PBd)
y los Inmaculados Imames (P), ya que aluden a diferentes temas
tales como son el monoteísmo y la teología, la profecía,
el Imamato, el sistema de gobierno y la práctica de gobernar,
la ética, los derechos civiles, las leyes prácticas
y las diferentes modalidades, de manera que puede decirse que
todos ellos (los temas claro) son un legado de la escuela que
influye en gran medida en el desarrollo de la mente, y en el progreso
espiritual y social de los musulmanes, y mientras que los musulmanes
no la tomen como referente no podrán llegar a la perfección
en el Islam”.
Entre las súplicas y ruegos que dejaron como recuerdo
nuestros guías, se encuentra la luminosa obra del cuarto
de nuestros queridos Imames, Zain ul `Abidin (P), el "Sahifatus Sayyadiah".
Uno de los eruditos de la Escuela Sunnah, autor de la obra "Tafsir
ay-Yauahir", cuando la Universidad de Teología
de Qum le envió una copia del "Sahifatus Sayyadiah",
después de estudiarla les escribió diciendo: “Tome
con honor la obra entre mis manos la cual encontré única
ya que consta de ciencias, estudios y conocimientos que no pueden
encontrarse en ninguna otra obra. Realmente es una pena que nosotros,
hasta hoy, no nos hayamos familiarizado con esta gran obra literaria,
que considero es eterna en cuanto a lo que el Mensajero de Dios
(P) nos legó, y aseguro que sus palabras son superiores
a la palabra de cualquier hombre e inferiores a la de Dios. Ciertamente
que es una obra espléndida, que Dios les otorgue lo mejor
en la otra vida por este precioso obsequio que me han enviado,
que les favorezca y coloque el triunfo en sus manos”.
Han sido escritas muchas explicaciones tanto en árabe
como en farsi respecto al "Sahifatus Sayyadiah".
El difunto `Ulamah Shaij Aqa Buzurg Tehrani en su preciada obra
“Adh-Dhariah” nombra aproximadamente setenta
interpretaciones respecto al "Sahifatus Sayyadiah".
“Risalat ul Huquq” (Tratado sobre los
derechos)
El “Tratado sobre los Derechos”, ha sido escrito
por el Imam `Ali Zain ul `Abidin (P), parece ser que a pedido
de uno de sus discípulos, pues en una de sus dos versiones
tiene como prefacio: “Éste es el tratado de ‘Ali
Ibn Al Husain para uno de sus compañeros”.
Si bien en el presente contexto la mejor manera de traducir
la palabra árabe Haqq es el sentido de “derecho”,
también tiene una serie de significados estrechamente relacionados
entre sí y que deberían ser considerados, tales
como: justicia, verdad, realidad, corrección, adecuación,
necesidad, incumbencia, obligación, decoro, aptitud, acatamiento
y legitimidad.
Una ojeada al “Tratado sobre los Derechos” mostrará
rápidamente que la palabra “derechos” podría
haber sido traducida mejor como deberes, obligaciones o responsabilidades,
dado que el tratado no concierne directamente a los derechos del
individuo sino a los derechos de otros individuos, que se deben
observar. De todos modos, es importante preservar el término
derechos, aunque más no sea para mostrar que, principalmente
en términos de responsabilidades respecto a los derechos
humanos, el Islam diverge profundamente de los más modernos
puntos de vista occidentales, aunque tiene un profundo parentesco
con otras tradiciones religiosas orientales y occidentales.
El Islam ve al individuo en todo su contexto, lo cual significa
que considera primero su relación con Dios y luego su relación
con las criaturas de Dios. Lo importante para el individuo en
su relación con Dios es que alcanza la salvación,
o en otras palabras, que sigue la guía de Dios, la cual
se basa en la Misericordia y se orienta hacia lo mejor de los
intereses humanos. En resumen, el Islam le quita valor a la perspectiva
individual dado que los seres humanos por sí mismos y mientras
viven no pueden ver nada aparte de sus propios intereses inmediatos.
Pero esta desvalorización del individualismo no es una
devaluación del individuo, sino que, por el contrario,
le da la máxima importancia dado que apunta a su felicidad
en el otro mundo.
El camino de la salvación es obedecer a Dios, y he aquí
que el derecho del alma tiene que ser empleado en Su obediencia.
Por su misma naturaleza y dado que “Su Misericordia precede
a Su Cólera”, Dios exhibe Compasión y Guía,
y el siervo al obedecerle, se hace acreedor de todo el ámbito
de Su Compasión. En otras palabras, participar de la Misericordia
y Compasión de Dios depende de seguir Su Guía, lo
cual significa seguir la Shari'ah (la ley islámica) como
fue revelada a través del Corán y la sunnah o tradición
del Profeta (PBd). De aquí que el Imam habla de “ocuparse
en la obediencia” como el derecho clave del ego, dado que
solamente así puede realizar su liberación.
* * *
NOTA: Tanto "Sahifatus Sayyadiah"
como “Risalat ul Huquq”, están disponibles
en español en la web de la Biblioteca islámica Ahlul
Bait (P), a la que se puede acceder desde el enlace “Biblioteca”
del menú principal de esta web.
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