Apuntes biográficos
Su nacimiento
Husain Ibn `Ali, la paz sea con él fue el segundo valiente
hijo de `Ali Ibn Abi Talib (P) y Fátima Zahra’ (P).
Cuando dieron la noticia del nacimiento del pequeño al
Mensajero de Dios, éste se dirigió a casa de su
querida hija y pidió a Asma’ que le trajera al recién
nacido. Asma’ envolvió al infante en un lienzo blanco
y lo puso en los brazos de su abuelo, el Mensajero del Islam (PBd),
quien sin demora, pronunció el Adhan en el oído
derecho de su amado nieto y el Iqamah en el oído izquierdo.
Fue en uno de los primeros siete días después
de su nacimiento, que Gabriel -el honesto mensajero de Dios- se
apareció y dijo a Muhammad (PBd):
“Saludos de Dios para ti ¡oh, Mensajero
del Islam! Llama a este pequeño como fue llamado el hijo
de Aarón ‘Shubair’ o sea Husain, ya que `Ali
para ti es como Aarón fue para Moisés, con la única
diferencia de que tú eres el último Profeta”.
Y así fue como el nombre de Husain fue elegido para el
segundo hijo de Fátimah Zahra’ (P). El séptimo
día de su llegada al mundo, su madre Zahra’ (P) sacrificó
un cordero para cumplir con el aqiqah (Ofrecimiento,
costumbre recomendada en muchas narraciones islámicas para
la salud del infante); después cortó el cabello
de Husain, lo pesó y la misma cantidad en plata la entregó
como sadaqah (limosna).
Husain en compañía del Mensajero de Dios (PBd)
Desde el día del nacimiento de Husain Ibn `Ali (P), que
tuvo lugar el cuarto año de la Hégira, hasta día
en que murió su amado abuelo, el Mensajero del Islam (PBd),
aproximadamente seis años y algunos meses después,
los musulmanes, a través del afecto y amor que expresaba
el Profeta (PBd) por Husain (P), descubrieron la eminencia y grandeza
de este tercer Imam.
Salmán el Farsi cuenta: “Ví un día
que el Mensajero de Dios (PBd) sentó a Husain en su regazo
y mientras lo besaba decía: 'Tú eres un eminente,
hijo de un eminente y padre de los eminentes; tú eres un
Imam, hijo de un Imam y padre de Imames; tú eres la prueba
de Dios, hijo de la evidencia de Dios y padre de todas las evidencias
del Todopoderoso que son nueve y la última de ellas, después
de un período de estar ausente, se rebelará y terminará
con la tiranía en el mundo (refiriéndose a
Imam Mahdi -P-)"
Uns Ibn Malik narra: “Cierto día preguntaron
al Mensajero de Dios (PBd) por quién de su familia sentía
más afecto, a lo cual respondió: 'Por Hasan y Husain'”.
En reiteradas ocasiones tomó a sus dos nietos en su regazo,
besándolos y apretándolos fuertemente contra su
pecho.
Abu Hurairah, que fue uno de los mercenarios y seguidores de
Mu’awiyah, y enemigo de la familia de los purificados Imames
declaró: “Vi al Mensajero de Dios (PBd) que sentaba
a Hasan y Husain sobre sus hombros mientras se me acercaba, entonces
me dijo: 'Quién ame a éstos -refiriéndose
a Hasan y Husain- es como si me hubiese amado a mí,
y quién sea su enemigo es como si se hubiese enemistado
conmigo'”.
La frase más eminente, pronunciada por el Enviado de
Dios (PBd), que demuestra la relación espiritual y trascendente
entre el Profeta (PBd) y Husain (P) fue esta:
“Husain es parte mía y yo soy parte
de Husain”.
Husain (P) en compañía de su padre (P)
Los primeros seis años de su infancia los pasó
junto a su honorable abuelo y después del fallecimiento
del Profeta (PBd) vivió treinta años junto a su
padre. Padre ejemplar, que no gobernó excepto con justicia,
que no vivió excepto con pureza y devoción, que
no vio, no deseó ni encontró a nadie excepto a Dios.
Hombre al cual molestaron constantemente durante su magisterio,
tal y como cuando le negaron su derecho al califato, época
en la cual Imam Husain (P) obedecía las ordenes de su padre.
Durante los años que Imam `Ali (P) ocupó el califato,
Husain (P), al igual que su hermano Hasan (P), se preocupaba por
lograr los objetivos del Islam, participando también en
las guerras de Yamal, Siffin y Nahravan.
Fue así como Husain Ibn `Ali (P) apoyaba a su padre,
el Emir de los Creyentes, y a la religión de Dios; y en
repetidas ocasiones protestó públicamente por la
usurpación del califato.
Un día, durante el gobierno de `Umar, Imam Husain (P)
entró en la mezquita mientras que el segundo califa se
encontraba dando un sermón sobre el púlpito que
había pertenecido al Mensajero de Dios (PBd), entonces
este honorable exclamó: “¡Baja del púlpito
de mi padre…!".
Husain (P) al lado de su hermano
Después del martirio de `Ali (P), por orden del Enviado
de Dios y según el testamento del Emir de los Creyentes,
`Ali Ibn Abi Talib (P), le fue transmitido el imamato y liderazgo
de los musulmanes a su hijo mayor Hasan Ibn `Ali (P), siendo obligatorio
y necesario para todos los musulmanes escuchar y obedecer las
órdenes y mandatos de Imam Hasan (P). Imam Husain (P),
que había sido educado por el Mensajero del Islam (PBd)
y por Imam `Ali (P), seguía el mismo camino que su hermano.
Cuando, por los intereses del Islam, la sociedad musulmana y
por orden de Dios, Alabado sea, Imam Hasan (P) se vio obligado
a pactar con Mu’awiyah y soportar todo tipo de inconveniencias;
Husain (P) sin rebelarse sufrió al igual que su hermano,
ya que sabía que ese acuerdo se había realizado
por el bien del Islam y de los musulmanes. Incluso un día
que Mu’awiyah se encontraba frente a estos dos imames, comenzó
a insultar a Imam Hasan (P) y a su valiente padre, entonces Husain
(P) se levantó para defenderlos, acallar las palabras que
salían de la boca de Mu’awiyah y darle su merecido,
pero Imam Hasan (P) le pidió que se calmara y guardara
silencio. Husain (P) aceptó y regresó a su lugar;
entonces él mismo -Imam Hasan (P)- con una declaración
elocuente y rotunda hizo callar a Mu’awiyah.
Imam Husain (P) durante el gobierno de Mu’awiyah
Después del fallecimiento del Imam Hasan (P), según
lo dictado por el Mensajero de Dios (PBd), por `Ali Ibn Abi Talib
(P) y lo especificado en el testamento de Imam Hasan Ibn `Ali
(P), el imamato y liderazgo de los musulmanes pasó a manos
de Imam Husain (P) convirtiéndose en el representante de
Dios para dirigir a la sociedad.
Imam Husain (P) fue Imam por un período de diez años.
Todos ellos, excepto los últimos 6 meses, coincidieron
con el califato de Mu’awiyah. Imam Husain (P) vivió
bajo las más difíciles condiciones, sufriendo opresión
y persecución. Esto fue debido al hecho de que: Primero
de todo, las leyes y regulaciones religiosas habían perdido
mucho de su peso y crédito, y los edictos de los gobernantes
Omeyas habían ganado total autoridad y poder. Segundo,
Mu’awiyah y sus ayudantes usaron todos los medios posibles
para apartar a los miembros de la Casa del Profeta y los seguidores
shiítas y hacer que se olvidaran los nombres de ‘Alí
(P) y su familia. Y sobre todo, Mu’awiyah deseó fortalecer
las bases del califato de su hijo Yazid quien, debido a carecer
de principios y escrúpulos, era rechazado por gran cantidad
de musulmanes. Por ello, para sofocar toda oposición, Mu’awiyah
tomó nuevas y más severas medidas.
Imam Husain (P) veía como Mu’awiyah, respaldándose
en el poder del gobierno islámico, que en forma ilegítima
había obtenido, pretendía destruir los cimientos
de la sociedad islámica y las leyes de Dios. Este Imam
(P) sufría al ver el gobierno ficticio y destructivo que
había creado Mu’awiyah, pero se encontraba imposibilitado
para derrocarlo y tomar el poder en sus manos, hallándose
en una situación similar a la que había soportado
su hermano Hasan (P).
Imam Husain (P) sabía perfectamente que si hacía
pública su oposición y provocaba un cambio en la
situación reinante, antes de que pudiese actuar lo matarían;
por consiguiente, se vio obligado a callar y esperar, ya que con
su muerte no se obtendría nada.
Mientras Mu’awiyah estuvo en vida, Imam Husain (P), al
igual que su hermano, se abstuvo de izar la bandera de la oposición,
con la única diferencia de que a veces criticaba la situación,
así como la forma de actuar y pensar de Mu’awiyah.
Cuando Mu’awiyah obligaba a la gente a realizar el juramento
de fidelidad a su hijo Yazid, Husain (P), por medio de sermones
y cartas contundentes mostró su descontento, rechazando
a Yazid como sucesor al califato.
Jurar fidelidad era una antigua tradición árabe
que fue trasladada a asuntos importantes tales como el gobierno
y el reinado. Aquellos que eran gobernados, y especialmente los
más famosos entre ellos, debían darle la mano a
su rey o príncipe en señal de acatamiento, fidelidad
y obediencia, y de este modo mostrar su apoyo a sus actos. El
disentir después de jurar fidelidad era considerado una
desgracia y un deshonor para la persona, igual que romper un acuerdo
después de haberlo firmado oficialmente era considerado
un crimen. Siguiendo el ejemplo del Sagrado Profeta (PBd), la
gente creía que tal juramento cuando se daba libremente,
y no a la fuerza, implicaba autoridad y peso.
Mu’awiyah pidió a los notables de entre su gente
que dieran su fidelidad a Yazid, pero no le impuso esta obligación
al Imam Husain (P). El le dijo de forma especial a Yazid en sus
últimos deseos, que si Husain (P) rehusaba prestar juramento
de fidelidad, él debía pasarlo por alto y no darle
importancia, pues había entendido perfectamente las consecuencias
desastrosas que podría tener el asunto si se presionaba.
Por ello Mu’awiyah no insistió en que el Imam realizara
el juramento a Yazid, postura que continuó así hasta
la muerte de Mu’awiyah.
Por fuerza y necesidad Imam Husain (P) tuvo que soportar estos
días y tolerar toda clase de agonías y aflicciones
mentales y espirituales de Mu’awiyah y sus agentes, hasta
que a mediados del año 60 d.H. Mu’awiyah murió
y su hijo Yazid ocupó su lugar.
Imam Husain (P) durante el gobierno de Yazid
Después del fallecimiento de Mu’awiyah, su hijo
Yazid tomó la guía del gobierno islámico
en sus manos llamándose a si mismo Emir de los Creyentes;
quién, para estabilizar su ilegal y opresivo gobierno,
decidió enviar mensajes a los célebres y personalidades
musulmanes, invitándoles a que realizasen el juramento
de fidelidad -bai’at- con él; para lo cual
escribió una carta al gobernador de Medina en la que le
ordenaba: “Haz que Husain me preste el juramento, si
se opone ¡mátalo!” El gobernador puso
a Imam Husain (P) al tanto de lo ordenado por Yazid y poco después
recibió la contestación del Imam (P) que decía:
“Pertenecemos a Dios y regresaremos a Él. Cuando
alguien como Yazid (alcohólico, jugador, sin creencias
y corrupto, que no se preocupa ni siquiera por la apariencia externa
del Islam), gobierna al pueblo musulmán, tendremos
que hacer sonar el toque de muerte para el Islam (ya que
un dirigente como éste, utilizando la fuerza del Islam
y bajo el nombre del Islam, terminará con el Islam)”.
Imam Husain (P) sabía que si permanecía en Medina
sin reconocer al gobierno de Yazid, lo matarían; por ello,
para obedecer lo ordenado por Dios, una noche, aprovechando la
oscuridad, salió de esta ciudad rumbo a Meca. La noticia
del arribo de Husain (P) a Meca y su negativa a prestar juramento
a Yazid, se expandió rápidamente, llegando ésta
a los oídos de la gente de Kufah. Los kufis, sin demora,
invitaron a Husain (P), que en esos momentos se encontraba en
Meca, que viniese a esa ciudad y los gobernara. El Imam (P) envió
a su primo Muslim Ibn `Aqil para que estudiase de cerca la reacción
de los kufis y lo pusiese al tanto de la situación.
Cuando Muslim llegó a Kufah, se encontró con una
inesperada y calurosa bienvenida. Miles de gentes hicieron el
juramento de lealtad con el representante del Imam (P), entonces,
Muslim escribió a Imam Husain (P) que consideraba necesario
que inmediatamente partiese hacia allá.
No obstante el Imam (P) conocía perfectamente a los habitantes
de Kufah. Desde la época del gobierno de su padre y de
su hermano sabía de su infidelidad y alevosía. Sabía
que no debía confiar en el juramento que éstos habían
hecho y en lo que habían prometido a Muslim, pero para
completar su misión y cumplir con lo ordenado por Dios,
Loado sea, decidió dirigirse hacia la ciudad de Kufah.
A pesar de que hasta el octavo día de Dhul-Hayyah, día
en que toda la gente que se encuentra en Meca se prepara para
dirigirse hacia la región de Mina y todo aquél que
se encuentra en camino se apresura para llegar a Meca, Imam Husain
(P) permaneció en esta santa ciudad. Cuando el Imam se
enteró de que algunos seguidores de Yazid habían
entrado en Meca como peregrinos, con la misión de matarle
durante los ritos de la peregrinación, con las armas que
escondían bajo sus ropas, acortó los ritos de la
peregrinación y en un día como éste, acompañado
de su familia y seguidores, decidió partir en dirección
a Iraq, cumpliendo así con su deber y al mismo tiempo con
este movimiento hizo saber a todos los musulmanes del mundo, que
el hijo del último Profeta (PBd), no sólo no reconocía
al gobierno de Yazid y le rehusaba realizar el juramento de fidelidad,
sino que se rebelaba en contra del corrupto hijo de Mu’awiyah.
El Imam (P) puso de pie en medio de la multitud y en un corto
discurso, anunció su marcha a Iraq. En su discurso también
declaró que podría ser martirizado, llamó
a los musulmanes a ayudarle en la conquista de los objetivos que
tenía en mente y a ofrecer sus vidas en el camino de Dios.
El Imam Husain (P) estaba decidido a no dar juramento de fidelidad
a Yazid y era plenamente consciente que podía ser matado.
El era consciente de que su muerte era inevitable, dando el terrible
poder militar de los Omeyas, apoyados como estaban en la corrupción
de ciertos sectores, el declinar espiritual y la carencia de verdadero
deseo entre la gente, especialmente en Iraq. Algunos de los prominentes
hombres de Meca salieron al paso de Imam Husain (P) y le previnieron
del peligro que conllevaba la acción que estaba iniciando.
Pero él les contestó que se negaba a dar juramento
de fidelidad y aprobar un gobierno de injusticia y tiranía.
Añadió que sabía que podía ser asesinado
donde quiera que regresara o fuera. Y que abandonaba Meca para
proteger el respeto debido a la Casa de Dios y no permitir que
este respecto fuera destruido, dejando que su sangre fuera derramada
en ella.
Yazid, que se había enterado de la llegada de Muslim
a Kufah y del juramento de lealtad que la gente de esta ciudad
había hecho al Imam (P), envió a Ibn Ziyad (que
era uno de los más corrompidos seguidores de Yazid y uno
de los más sucios partidarios del gobierno Omeya, a la
ciudad de Kufah.
Ibn Ziyad, utilizando la poca fe, la hipocresía y el
miedo de la gente de Kufah, con intimidaciones y amenazas los
apartó de Muslim. Este fiel compañero de Husain
(P) se enfrentó valientemente contra los agentes de Ibn
Ziyad y finalmente fue martirizado como un valeroso guerrero (las
bendiciones de Dios sean para él). Entonces -Ibn Ziyad-,
incitó a la gente hipócrita y traicionera, así
como a los incrédulos de Kufah, contra Imam Husain (P),
llegando al punto que aquéllos mismos que habían
invitado al Imam (P) vistieran sus armas y esperaran la llegada
de Husain Ibn `Ali (P) para matarlo.
Desde la noche en que el Imam (P) salió de Medina y mientras
estuvo en Meca, y durante el tiempo que empleó en trasladarse
de Meca hacia Karbala, hasta el momento en que fue martirizado,
a veces insinuaba y otras abiertamente decía: “El
motivo de este movimiento es para denunciar al gobierno de Yazid
que se manifiesta en contra del Islam y para ordenar el bien (Amri
bil Ma’ruf) y rechazar el mal (Nahi az Munkar),
y terminar con la opresión, la crueldad y la injusticia.
Mi propósito es proteger el Sagrado Corán y revivir
la religión de Muhammad (PBd)”.
Esta era la tarea que Dios le había encargado y la cumpliría
incluso si fuese necesario ofrecer su sangre, la de sus compañeros
y la de sus hijos y familiares.
El Mensajero de Dios (PBd), así como Emir de los Creyentes
`Ali Ibn Abi Talib (P) y Hasan Ibn `Ali (P), anteriores guías
del Islam, habían predicho en repetidas ocasiones el martirio
de Imam Husain (P); inclusive el día de su nacimiento,
el Profeta (PBd) habló de como sería martirizado,
hasta él mismo, por el conocimiento (de lo oculto) que
poseía como Imam, sabía que al final de ese viaje
le esperaba el martirio. Sin embargo, él fue aquél
quien al infortunio y a la calamidad los consideraba una generosidad
de Dios, y al martirio la felicidad.
La noticia del martirio de Husain en Karbala era tan conocida
entre los musulmanes, que todos se mostraban temerosos por lo
que sucedería al final de este viaje. Así fue como
la emigración realizada por Husain (P), con todos los infortunios
y calamidades que tuvo que soportar, corroboró las opiniones
generales acerca de su martirio. En el camino hacia Karbala dijo:
“Aquél que esté listo para ofrecer su
vida por el mismo motivo que yo ofrezco la mía, y esté
preparado para encontrarse con su Señor, ¡que me
acompañe!”.
Fue por eso que algunos de sus seguidores trataron de disuadirlo,
pues ignoraban que el hijo de `Ali Ibn Abi Talib (P), el Imam
(P) y sucesor del Profeta (PBd), conocía perfectamente
su deber y nunca desobedecería aquello que Dios le había
encomendado.
Imam Husain (P) a pesar de las muchas opiniones y presiones
que le rodeaban, continuó su camino sin dudar en ningún
momento respecto a la decisión que había tomado.
La partida del Imam no fue un acto apresurado y sin meditación.
Un Imam Infalible no actúa de manera despreocupada e incauta.
Por el contrario, el Imam sabia perfectamente cual era su destino
y no estaba dispuesto a rechazarlo. Unas de las muestras de su
conocimiento con respecto a la situación, es el hecho de
haber dejado antes de marcharse a Meca un escrito a Umm Salama,
una de las esposas del Profeta (PBd), especificando que el Imamato
después de su muerte le correspondía a su hijo ‘Ali
Zain ul ‘Abidin.
La masacre de Karbala
En el camino fue interceptado por Hurr al Riahi con un ejército
de mil hombres. Hurr era un conocido y valiente militar. Habló
con el Imam respetuosamente informándole que debía
acompañarlo al sitio en el cual se encontraba Ibn Ziyad.
Ellos continuaron su marcha hasta la costa del río Eufrates,
donde el caballo del Imam se negó a continuar. El Imam
Husain (P) cambió de corcel nueve veces, pero ninguno quería
marchar. Entonces preguntó: “¿Cómo
se llama este lugar?” Le dijeron: “Ninawa”.
Preguntó si tenía otro nombre, le contestaron:
“Algaziria”. Volvió a preguntar por otro
nombre y le dijeron: “Karbala”. Entonces
desmontó diciendo: “¡Me refugio en Dios
del infortunio y de la aflicción! Aquí nos detendremos.
Aquí moriremos y éste será el albergue de
nuestras tumbas. Mi abuelo me anunció que en este lugar
hallaría el martirio”.
Su hermana Zainab, la hija de ‘Alí (P) y Fátimah
(P), lloró diciéndole que él hablaba con
total certeza de su muerte. Entonces Husain (P) le dijo: “¡Oh,
hermana mía! No permitas que Satanás juegue con
tu mente. Todo aquél que tenga vida, morirá. Sólo
permanecerá la Faz de Dios, y hacia Él será
nuestro retorno. ¿Dónde están, acaso, mi
abuelo, mi padre y mi hermano? Ellos fueron mejores que yo, superiores
a mí”.
Tres días después, Ibn Ziyad le envía un
mensaje ordenándole el sometimiento al gobierno de Yazid,
a lo cual el Imam se negó. Entonces lo envía a sitiar
con un gran ejército mil hombres, comandados por ‘Umar
Ibn Sa’d, cuyo padre había sido uno de los primeros
musulmanes.
Ellos cercaron el campamento del Imam y le bloquearon el acceso
al agua, a fin que la sed los debilitase y atormentase. Durante
los tres días de asedio no les permitieron tomar ni la
menor provisión de agua, dejando padecer tanto a los hombres
como a las mujeres y niños, la intensa sed de aquellos
calurosos días en el desierto.
Durante 8 días permanecieron en este lugar, durante los
cuales el sitio se estrechó y el ejército enemigo
aumentó. Finalmente el Imam (P) con sus familiares y un
pequeño grupo de compañeros, fueron rodeados por
un ejército de treinta mil soldados. Durante estos días,
el Imam fortificó sus posiciones e hizo una selección
final de sus compañeros. Durante la noche los llamó
y en una corta charla les dijo que no había nada aguardándoles
más que la muerte y el martirio, añadiendo que,
puesto que el enemigo estaba interesado sólo en su persona,
el les liberaba de todas sus obligaciones de manera que cualquiera
que quisiera pudiese aprovechando la oscuridad de la noche, escapar
y salvar su vida. Entonces, ordenó apagar las luces y la
mayoría de sus compañeros, que le habían
acompañado pensando en su propio beneficio, se dispersaron.
Sólo permanecieron unos cuantos de aquellos que amaban
la Verdad, unos cuarenta de sus ayudantes cercanos y algunos de
los Bani Hasim.
Otra vez reunió el Imam a los que quedaban y los puso
a prueba. Se dirigió a sus compañeros y a sus familiares
Hashemitas, diciéndoles de nuevo que el enemigo estaba
solamente interesado en su persona, cualquiera podía aprovechar
la oscuridad de la noche y escapar del peligro. Pero esta vez
los fieles compañeros del Imam (P) le respondieron, cada
uno a su manera, que no se desviarían ni un instante del
camino de la verdad, en el cual el Imam (P) era el líder
y que jamás le dejarían solo. Que defenderían
a sus familiares hasta la última gota de su sangre y tanto
tiempo como pudieran sostener la espada.
Hurr, quien había sido comandante del enemigo, junto
a su hijo se trasladó al ejército del Imam para
alcanzar el martirio en el camino verdadero.
El noveno día del mes de Muharram, el Imam (P) recibió
del enemigo el último reto para elegir entre “juramento”
o “muerte”. El Imam (P) solicitó un plazo para
la adoración durante la noche y determinó entrar
en combate al día siguiente.
Al día siguiente, luego de la plegaria del alba, el Imam
organizó sus tropas. Contaba con treinta y dos hombres
a caballo y cuarenta a pie. Envió primero a Gurair Ibn
Jusair para que les hablara y exhortara, pero no lo escucharon.
Luego fue él mismo ante el ejército enemigo y disertó
ante ellos. Les recordó sus derechos y su prestigio; les
recordó que fueron ellos quienes lo llamaron y ahora lo
traicionaban; les advirtió sobre la muerte y el castigo
de Dios, y suplicó a Dios contra ellos. Les dijo:
“Analicen mi linaje y consideren quién
soy yo. Luego obsérvense a vosotros mismos y recapaciten.
Consideren cuál es vuestro derecho a matarme y a violar
el honor de mis mujeres. ¿Acaso no soy el hijo de la hija
del Profeta (PBd) e hijo de su primo y auténtico heredero,
el primer hombre en creer en Dios y Su Profeta (PBd) conducido
por su Señor? ¿Acaso no fue Hamzah el señor
de los mártires, mi tío? ¿No han escuchado
las palabras del Mensajero de Dios (PBd) concernientes a mi hermano
y a mi cuando dijo: “Ellos son los señores de los
jóvenes del Paraíso?” Ya sea que crean en
lo que digo o no, hay entre vosotros quienes os pueden decir esto
si les preguntan.
Preguntadle a Yabir Ibn ‘Abdul.lah Al Ansari,
Abu Sa’id Al Judri, Salhl Ibn S’d Al Sa’idi,
Zayd Ibn Arqam y Anas Ibn Malik lo que ellos han escuchado de
las palabras del Mensajero de Dios (PBd) concernientes a mí
y a mi hermano.
¿Eso no es suficiente como para impedir que
derramen mi sangre?”
‘Umar Ibn Sa’d fue el primero en atacar, arrojando
una flecha hacia la tienda en la que acampaba el Imam. La batalla
comenzó, y debido a la notable cantidad de hombres en las
filas del enemigo, los compañeros del Imam Husain (P) comenzaron
a ser martirizado. ‘Abbas Ibn ‘Alí hermano
del Imam, fue asesinado mientras se esforzaba por traer agua para
las mujeres y niños.
El décimo día de Muharram del año 61 d.H.
el Imam (P) se enfrentó al enemigo con su pequeño
grupo de seguidores, compuesto por cuarenta de sus compañeros,
unos treinta miembros del ejército enemigo que se habían
unido a él durante la noche y el día de la batalla,
y su familia los Bani Hashim, niños, hermanos, primos,
sobrinos y sobrinas. Ese día lucharon desde la mañana
hasta el último aliento y finalmente una flecha hirió
su cabeza, luego otra le dio en el pecho y cayó. Entonces
Shimr Ibn Dhi al Yawshan lo mató, cortó su cabeza
y la colocó en la punta de la lanza para presentarla ante
Ibn Sa’d. Los soldados después cabalgaron sobre los
cuerpos de los mártires y apresaron a las mujeres. Sólo
se salvó ‘Ali Zain ul ‘Abidin, hijo del Imam
Husain (P), quien sería el cuarto Imam.
‘Ali Zain ul ‘Abidin no pudo combatir por hallarse
fuertemente enfermo. Su tía Zainab lo protegió cuando
los soldados quisieron darle muerte en el momento que fueron a
capturar a las mujeres.
Durante la batalla no solamente el Imam, sino también
sus compañeros e hijos que cada uno de ellos brillaba como
una luminosa estrella en el horizonte del Islam y con cuya sangre
humedecieron la ardiente tierra de Karbala encontraron el martirio,
para así hacer saber a la sociedad musulmana que Yazid
-producto de una unión ilegítima de los Omeyas-,
no era sucesor del Mensajero de Dios (PBd) y principalmente, que
el Islam, no pertenecía a los Omeyas, ni los Omeyas eran
parte del Islam.
En total murieron diecisiete hombres de la familia del Imam,
todos de Bani Hashim. Fueron seis hijos del Emir de los Creyentes,
tres hijos del Imam Hasan (P), dos hijos del Imam Husain (P),
dos hijos de ‘Abdul.lah Ibn Ya’far Ibn Abi Talib,
tres hijos de Aquil Ibn Abi Talib y un nieto de Aquil (Ya’far
y Aquil eran hermanos del Imam ‘Ali -P-). ‘Abdu.lah
Ibn Ya’far era esposo de Zainab. Incluso mataron al hijo
menor del Imam Husain (P). ‘Ali al Asgar, de sólo
seis meses de edad, mientas su padre lo tenía en brazos
y preguntaba al enemigo por qué le negaban agua a una criatura
inocente.
El Imam Husain (P) fue martirizado después de la oración
del mediodía. Cuando el Imam fue herido y estaba próximo
a morir dijo:
“En el Nombre de Dios, por Dios y sobre la
comunidad del Enviado. Dios mío, Tú sabes que ellos
matan a un hombre al cual no se le iguala ninguno de los descendientes
del Profeta (PBd). Tengo paciencia en lo que respecta a tu decreto,
¡oh, Señor! No hay divinidad excepto Tú. ¡Oh,
Amado de los que imploran auxilio!”.
El levantamiento de Husain (P)
A propósito, ¿han reflexionado alguna vez en que
si el doloroso martirio y grandiosa epopeya de Husain (P) no hubiese
sucedido y los musulmanes hubiesen reconocido a Yazid como sucesor
del Profeta (P), sin duda la gente hoy en día, cuando escuchase
hablar acerca de la depravación de Yazid y sus representantes,
odiaría el Islam!.
Desde el momento en que los supervivientes de la matanza de
Karbala -la mayoría de ellos familiares de Husain (P)-
fueron capturados, se encargaron de hacer saber a la gente el
profundo mensaje de este martirio; y la historia nos cuenta que
estas honorables personas, tanto en las ciudades como en los bazares,
en las mezquitas y hasta en la corrompida corte de Ibn Ziyad -ministro
de Yazid- e incluso en la misma corte de Yazid, en todas partes
y en todo lugar hablaron, predicaron y clamaron para arrancar
la máscara de los horribles rostros de los asalariados
asesinos de los Omeyas para probar, en esta forma, que Yazid era
un perverso y un alcohólico, que carecía de la capacidad
de ser califa y dirigía un gobierno que no le pertenecía,
siendo este movimiento el que completó el mensaje del martirio
husaini y el que provocó una tormenta en los corazones
de la gente con respecto a Yazid, frustrando así sus diabólicas
aspiraciones y dejando como resultado que el nombre de Yazid tomase
un sinónimo de bajeza y perversidad.
Es necesario realizar un profundo análisis para poder
comprender la filosofía de todas y cada una de las fases
de este movimiento.
Desde que el Imam (P) fue martirizado hasta hoy en día,
sus amigos y seguidores, así como a todos aquéllos
que valoran los honores y grandeza del ser humano, cada año
guardan luto el día del aniversario de su revolución
y martirio recordándolo con dolor y gran pena, y se lamentan
por lo sucedido en la “matanza de Karbala”.
Nuestros purificados Imames siempre tuvieron un especial interés
en revivir el suceso de Karbala, además visitaban el sepulcro
de Husain (P), vestían de luto y repetidas veces hablaron
del mérito que tiene entristecer y hacer duelo por él.
Abu `Amarah cuenta: “En cierta ocasión fui
a visitar al sexto Imam, Imam Sadiq (P), quien me dijo: 'Recita
una elegía acerca del martirio de Husain'. Yo recitaba
y él lloraba y sollozaba tanto que sus lamentos se escuchaban
hasta fuera de la casa. Después de que terminé de
recitar, el Imam (P) me habló de la recompensa y superioridad
que lleva aquél que hace llorar a la gente por Imam Husain
(P)".
En otra ocasión Imam Sadiq (P) expresó: “No
es recomendable llorar y perder la calma por ningún evento
trágico a menos que sea por el martirio de Husain Ibn `Ali
(P), en cuyo caso obtendrá una gran recompensa y retribución”.
El quinto de los Imames, Baqir ul `Ulum (P), en una ocasión
dijo a su gran compañero Muhammad Ibn Muslim: “Decid
a mis Shi`ah que visiten el sepulcro de Husain (P) ya que para
cualquier creyente que reconozca nuestro Imamato es necesario
que visite la tumba de Abu ‘Abdul.lah il- Husain (P)”.
Imam Sadiq (P) aseguró: “Aquél que visite
a Husain (P) obtendrá más recompensa que la que
pudiese obtener por cualquier obra buena”.
Visitar la tumba de Husain (P) enseña al mundo lo que
significa la verdadera fe y lo que significa realizar una obra
devota, y en verdad que al realizar este acto se obtiene un sentimiento
de benevolencia, castidad y devoción en el alma.
Todo el luto que se guarde por Husain Ibn `Ali (P), así
como el respeto que se sienta al visitar su sepulcro y al recordar
la tragedia de Karbala, contiene en sí un eminente valor;
pero debemos ser conscientes de no limitarnos únicamente
a estas visitas, sollozos y aflicción, sino que debemos
aprender de todas estas demostraciones la filosofía de
seguir una religión, la devoción y la obediencia
de las leyes divinas, siendo éste su verdadero propósito.
Así también nuestra gran necesidad de profundizar
en el significado del término humanidad y aprender a vaciar
nuestros corazones de todo aquello que no sea Dios, ya que, en
caso contrario llegará al olvido el principal objetivo
del martirio de Husain (P).
Moral y comportamiento del Imam Husain (P)
En una breve mirada a los cincuenta y seis años de la
vida -llena de amor y siempre en busca de Dios- de Husain (P),
comprendemos que llevó una existencia llena de pureza y
devoción, y que siempre se preocupó por difundir
la misión profética de Muhammad (PBd) con un profundo
entendimiento, más allá de todo lo que podamos ver
y comprender.
A continuación recordaremos algunos pasajes de su vida,
que han quedado, para nosotros, grabados en la historia:
Husain Ibn `Ali (P) se dedicaba a realizar la oración,
bendecir a su Creador y leer el Sagrado Corán, poniendo
gran interés cuando suplicaba e imploraba clemencia y misericordia.
A veces en el transcurso de un día realizaba hasta cientos
de ciclos -rak’at- de oración. Incluso la
última noche de su vida no dejó de alabar e invocar
a Dios, Loado sea; y hemos leído en diferentes documentos
que ese día pidió a sus enemigos una tregua para
estar en privado con su Creador y dijo: “Dios, Glorificado
sea, sabe lo mucho que me agrada realizar la oración, leer
Su Libro Sagrado y suplicar, así como pedir clemencia y
perdón”.
Repetidas veces durante su vida, se dirigió a pie hacia
la Casa de Dios, La Ka`bah, para llevar a cabo los rituales del
Hayy (peregrinación). Los hijos de Ghalib Assadi (Bashar
y Bashir) narraron:
“En la tarde del día de `Arafah,
noveno día del mes de Dhihayyatul Haram, acompañábamos
a Husain (P) por el desierto de `Arafah. Este honorable, con profunda
humildad y devoción salió de la tienda de campaña
y se dirigió, acompañado de algunos de sus seguidores
e hijos, hacia el monte; se detuvo en las faldas de éste,
volteó su purificado rostro hacia la Ka`bah y entonces
levantando sus manos al cielo como un débil necesitado
pronunció las siguientes súplicas:
'Loado y alabado sea Dios, Creador del Universo,
a quien nadie puede rechazar Su voluntad, ni impedir Su Dádiva
e Indulgencia
Sus manos están llenas de Generosidad y Magnanimidad
y todo Lo Creó, sólido e inmaculado, con Su Sabiduría,
ningún hecho oculto es para Él un secreto y aquello
que se le confíe nunca será alterado.
Él recompensa y castiga a todos y es Reformador
de las faltas de sus siervos que Lo invocan, y Misericordioso
con los débiles e impotentes. Él hizo descender
los beneficios y el Libro dirigente de la sociedad -el Sagrado
Corán- luminoso y brillante, y escucha las súplicas
y resuelve los problemas y Es quien eleva el grado de los benevolentes
y destruye a los opresores. No hay Dios más que Él
y nadie ni nada se Le asemejan, Él escucha y ve, y es caridad,
delicadeza y sabiduría y, en cualquier situación,
omnipotente y poderoso.
¡Oh, Supremo! me dirijo a Ti y doy testimonio
de Tu providencia, admito y confieso que Tú eres el más
supremo y que regresaré hacia Ti. Antes de que fuese algo
y hubiese un signo de mi existencia, Me agraciaste y creaste de
tierra. Luego Me trajiste al mundo, íntegro y saludable,
para conducir según lo que Me habías destinado desde
antes; y Me cuidaste desde que me encontraba en la cuna y era
un lactante y, en cuanto a mi sustento, Me diste una leche agradable
y digerible, e hiciste bondadosos hacia mi, los corazones de los
que me criaron, y obligaste a las cariñosas madres a que
me educaran, y Me cuidaste de todas las perversidades ocultas
de los genios y demonios, Me cuidaste de todas las abundancias
y escasez.
Pues Tú eres Eminente, ¡oh, Clemente!,
¡oh, Misericordioso! Hasta el momento en que pronuncié
mis primeras palabras, Me diste todas Tus gracias y todos los
años Me educaste hasta que llegué a la perfección
y mi fuerza se equilibró. Entonces Me demostraste tu prueba
e inspiraste de Tu Conocimiento, y Me dejaste maravillado con
Tu Prudencia; Me mostraste Tus Creaciones, sin precedente, en
el cielo y en la tierra; y para agradecerte y recordarte Me concientizaste,
e hiciste para mí obligatorio el obedecerte y adorarte,
y el mensaje que trajeron Tus enviados Me lo explicaste, y facilitaste
para mí el aceptar aquello que atrae tu satisfacción,
agraciándome con todos estos favores.
¡Oh, Dadivoso! No Te satisfizo negarme alguna
de Tus Bendiciones, con Tu Gran Generosidad y continuo Benéfico
Me diste como sustento diferentes comidas y bebidas, y diferentes
ropajes y vestidos. Entonces, después de que Me otorgaste
todos Tus Bienes y alejaste de mí las desgracias, mi poco
entendimiento y osadía hacia Ti, no Te detuvieron en dirigirme
y en hacerme triunfar para tener un lugar cerca de Ti.
¡Dios mío! cuál de tus favores
puedo enumerar y recordar, y cuál de tus obsequios agradecer,
mientras Tus gracias son más de lo que los contadores pueden
enumerar y los calculistas pueden tener conocimiento. Además
es muy claro que en lugar de todas las violencias, enojos y calamidades
que alejaste de mi, incrementaste bienestar, salud y comodidades.
¡Dios mío! por mi verdadera fe y...
te tomo como testigo, y suponiendo que estuviese vivo en todas
las épocas y en todos los tiempos, y procurase y me esforzase
por agradecer uno solo de Tus favores, no lo lograría a
menos que Tú me hicieses el favor de darme esa nueva virtud
de poderte agradecer, que ella misma representaría un nuevo
elogio hacia mi...
¡Oh, Siempre Eterno! Haz que sienta temor,
tal y como si te estuviese viendo, y hazme venturoso con virtudes
y templanza, y aleja de mi las culpas y defectos.
¡Oh, Misericordioso! Dame independencia en
mí mismo, certeza en mi corazón, sinceridad y devoción
en mis actos e ilumina mis ojos. Dame conocimiento y una clara
visión en cuanto a mi religión.
¡Oh, Dios mío! soy incapaz de contar
Tus mercedes y favores.
¡Oh, mi Amo, mi Señor! Tú que
fuiste generoso, Tú que Me diste la gracia, Tú que
fuiste bondadoso, y actuaste con superioridad e hiciste llegar
Tu perdón a la perfección. Fuiste Tú, el
que Me dio el sustento. Tú, el que Me concediste el triunfo.
Tú, el Dadivoso. Tú el que Me dio la independencia
y Me dio la fortuna, Me dio el refugio y fuiste Tú, el
que Me dio la habilidad. Tú, el que Me guió. Tú,
el que Me cuidó de los peligros y las caídas, y
fuiste Tú, el que cubrió mis errores. Tú,
el Clemente. Tú, el que Me mostró su indulgencia.
Tú, el que Me dirigió. Tú, el que Me otorgó
la fuerza y la victoria. Tú, el que Me curó. Tú,
el que Me dio salud. Tú, el que Me honraste.
Tabarakta Rabbi ua ta`alaita falakal-Hamdu da’iman
wa lakash-Shukru uasiba
¡Oh, mi Creador! Eminente y Magnánimo,
las alabanzas y elogios hasta la infinidad sean para Ti, única
y especialmente para Ti, y siempre para Ti.
¡Oh, mi Señor! Confieso que soy un
pecador, perdona mis errores'.
Ese día Husain (P) al pronunciar estas súplicas
acercó tanto los corazones de sus oyentes hacia Dios, al
punto que en sus gargantas ahogaban sus llantos; acompañando
sus sollozos a las palabras de su Imam, suplicaban a Dios y decían
Amin.
En la obra "Asad ul-Ghabah" Ibn Azzir narra:
“Husain constantemente ayunaba y realizaba
muchas oraciones, repetidas veces fue al Hayy, daba limosna y
efectuaba todos aquellos actos complacientes para Dios”.
La personalidad de Husain Ibn `Ali (P) era tan superior que
cuando, acompañado de su hermano Hasan ul Muytaba (P),
se dirigía a Meca, los grandes personajes del Islam -por
respeto- bajaban de sus camellos o caballos y los acompañaban
a pie.
El respeto que los musulmanes mostraban por Husain (P) era sin
duda, porque él se relacionaba con la gente, vivía
con la gente y consideraba como suyas las necesidades y aflicciones
de la gente.
En verdad que él carecía de castillos esplendorosos,
soldados y esclavos que le protegiesen. Cuando quería cruzar
un camino, nunca cerraba el paso a la gente, y cuando iba a visitar
la tumba de su querido abuelo, el Mensajero de Dios (PBd), nunca
lo hacía en privado.
La siguiente narración es un ejemplo de su ética
social: “En cierta ocasión que Husain Ibn `Ali
(P) cruzaba por un camino, se encontró con un grupo de
necesitados que, sentados sobre sus capas, comían pan duro.
Cuando vieron que el Imam (P) se acercaba, lo invitaron para que
los acompañase. El aceptó y se sentó junto
a ellos, entonces después de comer un pedazo de pan duro
pronunció la siguiente aleya: «Dios no ama
a los altivos» (An Nahl 16:22)
Y agregó: -'Yo acepté vuestra invitación,
ahora vosotros debéis aceptar la mía'.
Poniéndose todos de pie se dirigieron a casa de Imam
Husain (P), quién ordenó que prepararan la mejor
comida, dando así una calurosa recepción a sus invitados
y una lección de humanidad a su sociedad”.
Shu`aibu Ibn `Abdir-Rahmani Juza`i narró: “Cuando
Husain Ibn `Ali (P) fue martirizado, encontraron callosidades
en su santa espalda. Entonces preguntaron al cuarto de los purificados
Imames, Imam Zain ul `Abidin (P), la causa de estas cicatrices,
quién respondió: 'Estas callosidades son a consecuencia
de los costales de comida que mi padre por las noches cargaba
sobre sus hombros para llevarlos a casa de las viudas, huérfanos
y necesitados'”.
El gran interés que Husain (P) mostraba por los oprimidos
y por ayudar a aquéllos que eran tratados injustamente,
podemos experimentarlo en la historia de Urainib y su esposo `Abdul.lah
Ibn Salam; la cual a continuación mencionamos en forma
condensada:
“En aquel tiempo que Yazid aún no
había tomado el poder en sus manos, a pesar de que contaba
con todo tipo de pasatiempos, deleites sensuales y placeres, como
por ejemplo dinero, posición, esclavas, bailarinas... etc.,
sus libertinos e impúdicos ojos no pasaron por alto a una
mujer casada, honesta y decorosa.
Su padre Mu’awiyah, en vez de oponerse a este
bajo y mezquino deseo, con calumnias y engaños preparó
el terreno para que esta honorable mujer musulmana se separase
de su esposo, y así poder llevarla a la alcoba de Yazid.
Husain Ibn `Ali (P) se enteró del asunto y se opuso a esta
baja resolución y, al ejecutar una de las leyes islámicas,
destruyó los siniestros planes de Mu’awiyah, regresó
a la mujer a su esposo `Abdul.lah Ibn Salam y terminó con
algunas de las violaciones que Yazid hacía a las pudorosas
familias musulmanas. El Imam (P) con este acto demostró
su fuerza de voluntad y coraje divino, así como su interés
por la reputación de la sociedad musulmana. Este suceso
se volvió una narración y quedó como recuerdo
de la magnificencia de la familia de `Ali (P) y la bajeza y tiranía
de los Omeyas”.
Al`Alaili en su obra "Sumul Ma`na" escribe:
“En la historia del ser humano nos encontramos
con grandes personalidades que cada una de éstas, en diferentes
campos y aspectos, obtuvieron una fama universal: uno por su grandeza
y majestuosidad, otro por su ascetismo, otro por su generosidad
y otro por..., pero el esplendor y grandeza de Imam Husain (P)
son tan inmensos que cada una de sus infinitas dimensiones grabaron
en la historia su elevada majestuosidad, como si en él
se reuniesen todas las grandezas y virtudes”.
Así es, él heredó la misión profética
universal de Muhammad (PBd), heredó la valentía,
grandeza, justicia y generosidad de su padre, `Ali Ibn Abi Talib
(P), y fue el heredero del esplendor y brillantes virtudes de
una madre como Fátima Zahra’ (P). ¿Cómo
podemos negar que él es una muestra de la superioridad,
y eminencia de la grandeza del ser humano y un signo de la evidencia
de las virtudes de Dios, Glorificado sea?
Nuestros saludos sean para él, que es un modelo para
nuestra actuación y comportamiento.
Algunos dichos de este inmaculado Imam (P)
“¡Juro por mi vida! Que no es el Imam
sino el que juzga en base al Libro de Dios, el que obra con equidad,
que profesa la religión de la verdad, y que aprisiona su
persona en (base a lo límites de) la Esencia Divina".
“El hombre es esclavo del mundo y solamente
palpa la religión con la lengua, mientras considera que
estas palabras superficiales no perjudican su vida mundanal, entonces
gira en dirección a la religión; pero cuando es
experimentado en La Prueba, son pocos los que realmente siguen
la verdadera religión”.
Imam Husain (P) recomendó a su hijo Zain ul `Abidin(P):
“Hijo mío, abstente de ser tiránico
con alguien que no tenga a otro que lo auxilie, excepto Dios (que
dentro de poco Dios vengará al humilde)”.
Alguien se presentó ante Imam Husain (P) y le pidió
que le describiera qué es la felicidad en esta vida y en
la otra, quién le contestó lo siguiente:
“Aquél que busca el consentimiento
de Dios y no cambia la aprobación de Él por la ira
del hombre, Dios le remediará sus problemas por medio de
la gente; pero a aquél que busca complacer a la gente y
la satisfacción de la gente la obtiene con la ira de Dios,
lo dejará en el olvido”.
En una ocasión un hombre dijo a Imam Husain (P): “¡Oh,
hijo del Mensajero de Dios! ¡Aconséjame! yo soy un
pecador y no tengo las fuerzas suficientes para huir de esta falta.
El Imam (P) respondió "Realiza lo siguiente
y peca lo que quieras:
- No utilices ninguno de los beneficios que nos dio Dios,
entonces peca.
- Si puedes apártate del gobierno y protección
de Dios, entonces peca.
- Escóndete en un lugar en el que tu Creador no pueda
verte, entonces peca todo lo que quieras.
- Si cuando mueras puedes negar tu vida al ángel
enviado por Dios, Loado sea, entonces comete cualquier pecado
que quieras.
- En caso de que cuando te estén introduciendo en
las llamas del infierno puedas escaparte, entonces peca cuanto
quieras.
Ahora si no puedes realizar los cinco puntos anteriores,
abstente de pecar”.
Y también dijo: “Los hermanos son de cuatro
tipos: El hermano que (su amistad) lo beneficia tanto a él
como a ti; el hermano que (su amistad) te beneficia; el hermano
que (su amistad) te perjudica; y el hermano que (su amistad) no
los beneficia a ninguno de los dos".
Preguntaron al Imam el significado de sus palabras, él
respondió: “El hermano que se beneficia tanto
a él como a ti, es el hermano que con su hermandad desea
que perdure vuestra fraternidad y el propósito de su amistad
no es destruir vuestra hermandad. Éste alguien lucha por
beneficiarse tanto a él como a ti; ya que en caso de que
vuestra amistad se complete vuestra vida se volverá dulce,
y si disminuye (la felicidad de los dos), será destruida.
Pero el hermano que te beneficia es aquél que él
mismo, de un estado de codicia pasó a un estado de acercamiento,
y ya que desea que vuestra amistad perdure, no anda tras la ambición
de lo mundano. Pues en este caso con todo su ser te beneficia.
El hermano que te perjudica es aquél que está
en espera de que tengas dificultades, está en desacuerdo
contigo, inventa mentiras de ti entre la gente y te mira celosamente.
Pues ¡la maldición de Dios Único sea para
él!
En cuanto al hermano que no los beneficia ni a él
ni a ti es aquél que Dios lo llenó de tonterías
y lo alejo de Sus bendiciones. Pues observas que él se
siente superior a ti y siente envidia de lo que tú posees”.
Y también el Imam (P) en otra ocasión dijo:
“¡Oh, hermano!, Tu inversión
y tu fortuna es tu misma vida, cada día que transcurra
de tu vida, en esa misma medida disminuye tu existencia (observa,
¿aprovechaste de tu inversión y de tu fortuna?,
¡ten cuidado que en el futuro no las desperdicies!)”.
“Las experiencias prolongadas incrementan
el conocimiento”.
“El Libro de Dios, Glorificado sea, se basa
en cuatro cosas: en las palabras, las indicaciones, las sutilezas
y las realidades. Las palabras son para el común de la
gente; las indicaciones son para los selectos; las sutilezas son
para los amigos y las realidades son para los Profetas”.
“El giro de los asuntos y mandatos se encuentran
en las manos de los sabios de Dios…”.
“Quien te ama, te veda (el mal) Quien te odia,
en cambio, te estimula engañosamente (a realizar el mal)”.
El Imam Husain (P) dijo en sus súplicas: “Fuiste
Tú el que limpió los corazones de tus amantes de
algún otro, hasta que exclusivamente te amaron a Ti…
Aquél que Te perdió, ¿qué ganó?
Y aquél que te halló, ¿qué perdió?
Aquél que aceptó a alguien o a algo fuera de Ti,
perdió”.
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