Nombre:

Hasan

Apelativos:

Al-Muytaba (El Electo)
At-Taghi (El Piadoso)
Az-Zaki (El Inmaculado)
As-Sayyíd (El Señor)
As-Sibt (El Nieto -del Profeta-)

Sobrenombre:

Abu Muhammad (Padre de Muhammad)

Padre:

‘Ali, Amiru-l-Mu'minin (P)

Madre:

Fatima Az-Zahra (P)

Nacimiento:

El martes 15 Ramadan del año 2 de la Hégira, en la ciudad de Medina.

Muerte:

El jueves 7 o el viernes 22 de Safar del año 49 de la Hégira, a la edad de 47 años, envenenado por su esposa Yu´dah, hija de Al-Ash´ath, por orden de Mu´awiah.

Sepultura:

En el cementerio Baqi, en la ciudad de Medina, junto a Imam 'Ali Zainu-l´Abidin (P), Imam Muhammad Al-Baqer (P) e Imam Ya’far As-Sadeq (P)

Descendencia:

8 hijos y 7 hijas.
Los hijos: Zaid, Hasan, Uthman, Al-Yasim, Abdullah, Abdu-r-Rahman, Husain y Talha.
Las hijas: Umm-al-Hasan, Umm-al-Husain, Fatima, Umm Abdullah, Fatima, Umm Salamah y Ruqaiyyah..

Inscripción:

Sobre su anillo figuraba la inscripción "Al-Izzatu li-Allah" (La alabanza sólo pertenece a Dios).

Apuntes biográficos

Su nacimiento

El Imam Hasan (P), nieto del Mensajero del Islam (PBd) e hijo primogénito de ‘Ali Ibn Abi Talib (P) y Fatimah Az-Zahra (P), nació el día 15 del mes santo de Ramadan el tercer año después de la Hégira o emigración a Medina Cuando el Enviado de Dios (PBd) fue a felicitarles por el recién nacido, les comunicó la buena nueva de que el Todopoderoso le había ordenado llamarlo Hasan, que significa “benévolo”, “bondadoso”, “compasivo”.

Tanto el Profeta (PBd) como el Imam ‘Ali (P), habían señalado que sería Imam después de su padre. Creció junto a su abuelo, el Enviado de dios (PBd) y su padre, Amir de los Creyentes, captando su sabiduría, moral y todo lo referente a la religión.

En compañía del Mensajero de Dios (PBd)

Se relata en las tradiciones que siendo un niño, escuchaba la Revelación que el Arcángel Gabriel (P) le confiaba a su abuelo, y se las transmitía a su madre Fátimah (P), por o que ella tenía conocimiento de las aleyas reveladas antes que ‘Ali (P) se las informase.

Aproximadamente siete años de su preciada vida transcurrieron al lado del Mensajero del Islam (PBd). Su bondadoso abuelo lo amaba profundamente; en repetidas ocasiones lo sentaba sobre sus hombros y decía:

“¡Dios mío, yo lo amo!, ¡Tu también ámalo!”.

“Aquel que ame a Hasan y Husain, me ha amado a mi y aquel que les odie y se enemiste con ellos, será mi enemigo...“.

También dijo:

“Hasan y Husain son los Señores de los jóvenes del Paraíso”.

“Estos dos hijos míos son Imames, ya sea que se rebelen o no”.

La generosidad y grandeza del alma de este Imam, era tal que el Mensajero de Dios (PBd) lo tomó como testigo en algunos tratados a pesar de su corta edad. Al-Uaqidi narra:

“El Profeta (PBd) estableció un convenio de protección para con los de “Zaqifi”, el cual fue escrito por Jalid Ibn Sa’id y los Imames Hasan y Husain -la paz sea con ellos- firmaron como testigos”.

Igualmente cuando el Profeta (PBd) por orden de Dios se presentó para la Mubahalah, -execración- ante los de Niyran, llevando como acompañantes a sus nietos Hasan y Husain (P), su primo 'Ali (P) y su querida hija Fatimah Zahra (P). Fue entonces cuando se reveló la aleya acerca de la pureza de estos escogidos, la Gente de la Casa Profética.

En compañía de ‘Ali (P)

Imam Hasan (P) al igual que su padre, aborrecía a los opresores y ayudaba a los oprimidos. Una evidencia de ello fue cuando Abudhar fue exiliado a Rabazzah y el califa de ese tiempo prohibió que lo despidieran; no obstante, Imam Hasan (P) y su hermano, Imam Husain (P), en compañía de su padre realizaron una entrañable despedida al sumiso desterrado y, al separarse, expresaron su disgusto hacia el gobierno, exhortaron a Abudhar a que tuviese paciencia y continuidad.

Combatió junto a su padre en las batallas que tuvo que afrontar durante su califato.

El año 36 d.H. viajó con su padre desde Medina hacia Basora para apagar las llamas de la guerra del Yamal que habían encendido aquéllos que vieron en peligro sus bienes y jerarquía al conocer la justicia de Imam ‘Ali (P), encontrándose entre ellos ‘Aishah, Tala y Zubair.

Imam Hasan (P) antes de dirigirse a la ciudad de Basora, por orden de Imam ‘Ali (P) y acompañado por ‘Ammar -uno de los más grandes y puros discípulos del Profeta (PBd) - se dirigió hacia la ciudad de Kufah para movilizar a la gente, regresando a Basora acompañado por un grupo que estaba dispuesto a respaldar a ‘Ali Ibn Abi Talib (P).

El Imam Hasan (P) con sus expresivos y elocuentes discursos evidenció las mentiras de ‘Abdullah Ibn Zubair, quien acusaba a su padre, Imam ‘Ali (P), de la muerte de ‘Uzzman; de igual modo su valiente intervención permitió que el ejército regresara triunfante.

Apoyó a su padre en la guerra de Siffin, en la cual Mu’awiiah envió a 'Ubaidullah Ibn 'Umar con un mensaje que decía: “Si dejas de apoyar a tu padre, nosotros pondremos el gobierno en tus manos. Puesto que la tribu del Quraish está enfadada con 'Ali (P) por la pérdida de sus padres que fueron muertos por él durante las batallas..., pero a ti si te pueden aceptar.."..

Imam Hasan (P) les contestó: “El Quraish quería derribar y aplastar entre sus manos la bandera del Islam, pero mi padre, por Allah y por el Islam, mato a los obstinados y los esparció, esa es la causa por la que están enojados y lo odian sin tener en ningún momento, como suelen decir, a Dios y al Islam como su objetivo".

En la guerra de Siffin, no dejó de apoyar a su padre, acompañándolo y ayudándolo hasta el ultimo momento; y cuando fueron nombrados los dos representantes -uno del ejercito de Imam 'Ali (P) y el otro del ejercito de Mu’awiiah para que arbitraran, que luego resolvieron el litigio injustamente-, Imam Hasan (P) por orden de su padre con un contundente discurso afirmó lo siguiente:

“Ellos fueron escogidos para que juzgaran según el Sagrado Corán y no según sus deseos personales; no obstante actuaron de forma contraria y a alguien que se comporta de tal modo no se le puede llamar mediador sino condenado”.

Cuando 'Ali Ibn Abi Talib (P) estaba a punto de morir, -obedeciendo la orden recibida por el Gran Profeta (PBd)-, nombro como su sucesor a su primogénito Hasan, siendo testigos de este acto su hermano Husain y demás hermanos, así como los grandes de sus seguidores (los Shi’ah).

Acerca de sus virtudes

Siempre ponía gran atención en Dios, una evidencia de esto era el temblor de sus manos y su rostro enrojecido cuando realizaba su ablución y se preparaba para realizar la oración, y cuando le preguntaban que le sucedía, respondía: “De aquel que se encuentra en presencia del Todopoderoso, no puede esperarse otra cosa”.

A pie y a veces descalzo, veinticinco veces peregrino a La Meca a visitar la casa de Dios.

Se encontraba visitando la Ka’bah, cuando escuchó a un hombre que imploraba lo siguiente: “¡Oh, Dios mío, destíname diez mil dirham...!”, el Imam regreso a su casa y le envió dinero a este hombre.

En una ocasión, una de sus criadas (las criadas, eran las mujeres que, como botín de guerra, llegaban a los musulmanes y luego de ser instruidas en el Islam eran liberadas por la causa de Dios) le regalo un fragante ramo de flores, Hasan Ibn 'Ali (P) en respuesta le concedió la libertad y cuando le preguntaron el porqué de su comportamiento, contesto: “Si te han obsequiado un presente, responde con otro mejor”.

Tres veces a lo largo de su vida dividió todos sus bienes y pertenencias en dos, incluso su calzado, ofreciéndolo en el camino de Dios.

Cuentan que un hombre de Sham (Damasco), inducido por Mu’awiiah, lo insulto. Imam Hasan (P) guardó silencio hasta que el injurioso calló. Entonces con una sonrisa en sus labios lo saludo y exclamo: “¡Oh, anciano! Creo que eres un forastero, y pienso que te has equivocado. Si buscas mi complacencia, te la daré, y si esperas que te conceda algo, te lo otorgaré; si deseas que te guíe, te guiaré, y si tienes alguna carga, la tomaré con gusto en mis hombros; si estás hambriento te saciaré, y si eres un necesitado estoy dispuesto a ayudarte en lo que quieras. También te ofrezco mi casa, yo se que te encontrarás más cómodo pues cuento con todo lo necesario para servirte”.

El anciano se sintió avergonzado y llorando dijo: “¡Juro por Dios que tú eres Su representante en la tierra!, Dios, El Sapiente, sabe perfectamente a quien debe entregar la misión profética. -entonces continuo diciendo: Para mi, tú y tu padre erais los mas odiados, pero ahora sois los mas queridos”.

Ese día el anciano fue invitado del Imam y cuando partió se había convertido en amigo de éste (P).

Marwan Hakam -que nunca dejo de molestarlo-, cuando falleció el Imam asistió a su funeral. Imam Husain (P) le dijo: “Mientras mi hermano vivía, hiciste todo lo que te fue posible en contra de él, y ahora, ¡te presentas en su funeral ¿y lloras?!”.

Marwan le contesto: “Todo lo que hice, lo hice en contra de alguien cuya clemencia y paciencia eran mayor que aquel monte (señalando un promontorio que se encuentra en Medina)”.

Su gobierno

La noche del 21 del mes santo de Ramadan del año cuarenta de la Hégira, fue martirizado Imam ‘Ali (P) en Kufah. Al amanecer del día siguiente, la gente se reunió en la mezquita principal de esa ciudad. Imam Hasan (P) subió al pulpito y declaro:

“Anoche falleció un hombre único, único entre los antepasados y los venideros en cuanto a su sabiduría y su moral. Para proteger el Islam y al Profeta Divino (PBd), luchó incansablemente, y cuando el Enviado de Dios lo nombraba jefe del ejercito, siempre regresaba acompañado de la victoria...

En cuanto al amarillo y blanco del mundo (refiriéndose al oro y la plata), no dejo mas de setecientos dirhames los cuales destino para que un sirviente ayudara a su familia".

Entonces Imam Hasan (P) lloro y la gente también se lamentó, y para evitar que el Imamato se desviara de su camino recto, pronunció algunas frases acerca de sí mismo:

“Yo soy hijo del Gran Enviado (PBd), el gran albriciador y amonestador que convoca a la gente hacia Dios.

Yo soy una luz que proviene de la lámpara luminosa del Profeta (PBd), soy de su familia, de aquellos que El Todopoderoso alejó la maldad y corrupción, y también de aquellos que el Sagrado Corán ordena amarlos.Di: «Yo no os pido salario a cambio, salvo que améis a mi familia...» (42:23)"

Entonces el Imam se sentó y Abdullah Ibn ‘Abbas poniéndose de pie exclamo:

"¡Oh, gente! Él (señalando al Imam Hasan -P-) es hijo del Mensajero del Islam (P) y sucesor de ‘Ali (P) y es vuestro Imam, ¡haced el juramento de lealtad con el!”

La gente, grupo tras grupo, lo siguieron y le prestaron juramento de fidelidad -ba’iat-.

Cuando Mu’awiiah se enteró de lo sucedido, envió espías a Kufah y Basora para que le mantuviesen informado de lo que sucedía y de esta forma poder atacar directamente al corazón del gobierno del Imam. El Imam ordenó que los apresaran, y envió una carta a Mu’awiiah que decía: “¿Mandas a tus espías? ¿Es que acaso te agrada pelear? La guerra está cercana. ¡Espérala! Inshallah”.

Una de las cartas que Imam Hasan Muytabah (P) escribió a Mu’awiiah y que Ibn Abil Hadid (Historiador y sabio de la escuela Sunnah que entre sus obras se encuentran numerosos ejemplares de la interpretación del "Nahy ul-Balaghah") hace referencia es la siguiente:

"...Es sorprendente que la gente del Quraish, después de la muerte del Profeta (PBd) disputaran el asunto de la sucesión y se sientan superiores a los de su misma raza, solo por el hecho de pertenecer a la tribu del Profeta (PBd). Los árabes lo consintieron; no obstante, el mismo Quraish rechazó nuestra jerarquía, nos repudiaron a nosotros que éramos mas cercanos al Profeta (P) que ellos y que solo buscábamos nuestros derechos; nos oprimieron y desobedecieron al que era superior, al mas cercado, al Mensajero de Dios (PBd), a aquel que tenia derecho y se desligaron traicionándonos.

Nosotros nos alejamos de la violencia para que los enemigos y los hipócritas no utilicen ese camino para destruir el Islam.

Hoy me dejas sorprendido, porque reclamas algo a lo que de ninguna manera eres merecedor, no eres superior en cuanto a la religión, ni has dejado buen recuerdo de ti mismo; tu desciendes de ese grupo que lucho contra del Profeta (PBd) y eres hijo del más acérrimo enemigo que tuvo el Mensajero del Islam (PBd) -refiriéndose a Abu Sufian- ¡Sabe! que la recompensa de tus actos te la dará Dios, el Justo, y finalmente verás quien es el victorioso.

Juro por Él, Glorificado sea, que no transcurrirá mucho tiempo para que termine tu existencia. Te presentarás ante Dios. Entonces te castigará por el comportamiento que mantuviste en esta vida, pues Dios no es injusto con sus siervos. ‘Ali (P) partió y los musulmanes hicieron el juramento de fidelidad conmigo; ruego a Dios que no me otorgue en esta vida aquello que me perjudique o me ocasione perjuicio en la otra.

Lo que me incita a escribirte esta carta es por obedecer una orden Divina; si aceptas este mandato, al igual que los demás musulmanes, será para el bien del Islam y ganarás con ello una recompensa. ¡No sigas el camino falso!, ¡haz juramento de lealtad hacia mí!, tal y como los demás lo hicieron. Sabes perfectamente que soy el más digno. ¡Teme a Dios y no seas opresor!, ¡respeta la sangre de los musulmanes! y si rechazas lo que te propongo, yo mismo iré hacia ti acompañado de los seguidores de la verdad y te procesaremos para que Dios, el Equitativo, juzgue entre ambos... “

Mu’awiiah contesto lo siguiente:

“...La situación entre nosotros es la misma que mantuvieron tus antepasados con Abu Bakr, puesto que Abu Bakr con el pretexto de que era el que tenía mas experiencia le arrebato el califato a ‘Ali. Yo también me considero más merecedor que tu. En caso de que considerase que tu puedes atender mejor a las necesidades de la gente y puedes enfrentarte al enemigo mejor que yo, entonces te prestaría fidelidad -ba’iat-; pero tu sabes que yo cuento con mas experiencia, entonces lo mejor es que me sigas. Te prometo que el califato de los musulmanes, después de mi muerte pasará a tus manos y todos los tesoros públicos, así como los impuestos y cualquier región que quieras del Iraq la pondré a tu disposición... Was-Salum”.

Mu’awiiah, utilizando el mismo pretexto que los quraishitas usaron para renunciar a ‘Ali Ibn Abi Talib (P), se negó a hacer el juramento de lealtad con Imam Hasan (P). Él mismo sabia que el Imam era el más apropiado, pero el “afán de poder” lo cegaba sin permitirle ver la realidad. Sabía perfectamente que la corta edad de Imam Hasan (P) no era un impedimento para poseer el don de la profecía, como sucedió con los Profetas Jesús (P) o Juan (P), ni tampoco para ser Imam, que es el sucesor del Profeta.

Mu’awiiah no solo se negó a prestar ba’iat al Imam sino que al mismo tiempo planeo terminar con su vida dando orden de que lo mataran en secreto; por ello, Imam Hasan (P), siempre vestía una cota de malla bajo su ropaje, incluso cuando realizaba su oración, y fue esta la que le salvo la vida cuando fue atacado por uno de los comisionados de Mu’awiiah.

El mismo Mu’awiiah, quien se negó a realizar el ba’iat con el Imam (P), tomando como excusa su corta edad e inexperiencia, olvido este pretexto cuando nombró a su inexperto y joven hijo, Yazid, heredero y sucesor del califato, obligando a la gente a prestarle juramento de lealtad.

Después de lo sucedido, bajo el lema de “la unificación del Islam y prevención de disturbios y discordias”, escribió a sus oficiales diciendo: “Uníos a mí con vuestros ejércitos”, y así lo hicieron. Una vez que estuvieron reunidos, Mu’awiiah ordenó que las tropas se movilizaran hacia Iraq para combatir contra Imam Hasan (P).

El Imam por su parte ordeno a Huyr Ibn 'Adi Kandi, que alertara a los comandantes y preparara a la gente para la batalla. Entonces el proclamador -según las costumbres de esos tiempos- grito en las calles y callejuelas de Kufah As-Salat, as-Salat (reuníos para la oración). La gente se aglomero en la mezquita donde el Imam subió al pulpito y exclamó: “Mu’awiiah ha venido a luchar contra vosotros, ¡dirigíos al campamento de Najilah...!”, -pero todos quedaron inmóviles.

'Adi, hijo del conocido Hatam At-Ta'i se levanto y grito encolerizado: “Yo soy hijo de Hatam, Subhanallah -glorificado sea Dios- continuó diciendo: que significa este silencio mortífero que se ha apoderado de vosotros?, ¿por que no respondéis al Imam e hijo de vuestro Profeta (PBd)?, ¡temed a la ira de Dios!, ¡es que no teméis a la ignominia?... -entonces mirando al Imam(P) prosiguió: ¡Escuche vuestra orden y de todo corazón la obedezco y ofrezco mi vida ! -agrego: Yo en este momento me dirijo al campamento de batalla, aquél que quiera puede seguirme”.

Qais Ibn S'ad Ibn 'Ibadih, Nafaqil Ibn Qais Riahi y Ziad Ibn S'as'ah At-Timi con elocuentes sermones prepararon a la gente para el enfrentamiento y, después de formar un ejército, se dirigieron hacia el campamento. Numerosos guerreros se encontraban reunidos en este, además de los Shi’ah se encontraban, también, otros grupos:

  1. Los Jauariy, que se habían reunido ahí con el único propósito de pelear contra Mu’awiiah, no para apoyar al Imam Hasan (P).
  2. Los codiciosos que buscaban acrecentar su riqueza con el botín de la guerra
  3. Aquellos que habían participado por apoyar a sus jefes, sin tener intereses religiosos.

Imam Hasan (P) envió a un grupo comandado por Hakam a la ciudad de Anbar, pero Hakam al igual que su sucesor logro un acuerdo con Mu’awiiah traicionando al Imam. Entonces mismo Imam se dirigió a la región de Sabot Mada'in, en donde formo un ejercito de doce mil guerreros, nombrando como jefe supremo a 'Ubaidullah Ibn 'Abbas y a Qais Ibn Sad Ibn Ibadih Ansari' como su sustituto, en caso de que 'Ubaidullah fuese martirizado.

Mu’awiiah por su parte, envió a Qays un millón de dirham con una nota proponiéndole que se sumasen a su ejercito o dejase de apoyar al Imam. Qays rechazo la proposición contestando lo siguiente: “Con engaños no puedes arrebatarnos nuestras creencias, tiende tu trampa a otro polio, que el fenix ha construido su nido en las alturas”.

Entonces Mu’awiiah propuso lo mismo y la misma cantidad a 'Ubaidullah Ibn 'Abbas quien fue seducido por esta y, por la noche, acompañado por un grupo de sus subalternos se unió a las tropas de Mu’awiiah. Al amanecer del día siguiente, el ejército se encontró sin comandante. Qays, después de efectuar la oración del alba tomo la jefatura en sus manos e informo al Imam de lo sucedido. Mu’awiiah sabia que Qays era un valiente guerrero por ello planeo eliminarlo, para lo cual envió a unos espías que se introdujeron en el ejercito del Imam y mintiendo anunciaron que Qays había pactado con Mu’awiiah. Al mismo tiempo envió a otro grupo al ejercito de Qays para que expandieran la noticia de que Imam Hasan (P) había hecho las paces con Mu’awiiah.

De esta forma, los jauariy y aquellos que no estaban de acuerdo con hacer la paz, fueron seducidos por medio de las mentiras y repentinamente se sublevaron, entraron en la tienda de Imam Hasan (P) y la saquearon, incluso arrebataron el tapete que se encontraba bajo sus pies, le hirieron en una de las piernas, y a causa de la hemorragia provocada por esta herida el Imam cayó en un grave estado...

Los seguidores del Imam lo llevaron a casa del gobernador de Mada'in, S'ad Ibn Mas'ud Zaqafi -quien había adquirido este puesto por orden de ‘Ali (P)-.

El Imam convaleció una temporada en casa de Zaqafi, durante la cual le informaron que algunos de los jefes de las diferentes tribus -que no eran partidarios del Islam o eran enemigos de Imam Hasan (P) -, a escondidas escribieron a Mu’awiiah una carta diciendo: “Si venís a Iraq, pactaremos contigo y te entregaremos a Imam Hasan (P)”.

Mu’awiiah envió las cartas recibidas al Imam y pidió la paz diciendo que aceptaría todas las proposiciones que este (P) efectuara.

En esos momentos el Imam se encontraba gravemente enfermo, sus seguidores se habían diseminado en diferentes direcciones y sus soldados no poseían una ideología y objetivo único y, por otra parte, atacaba el enemigo... En tal situación no era conveniente para los Shi’ah ni para el Islam continuar con la guerra, ya que en caso de que Mu’awiiah hubiese triunfado formalmente a través de la batalla, erradicarían las bases del Islam y exterminarían a los seguidores de ‘Ali y a los verdaderos musulmanes. El Imam, sin tener otra alternativa, con muchas y muy difíciles condiciones acepto la paz.

A continuación señalamos algunas de estas cláusulas:

  1. La sangre de los Shi'ah debía ser respetada y protegida, y sus derechos no bebían ser pisoteados.
  2. ‘Ali (P) no debía ser insultado.
  3. Mu’awiiah debía repartir entre los huérfanos de las guerras de Yamal y Siffin un millón de dirham de las ganancias obtenidas.
  4. El Imam no llamaría a Ma’wiiah “Amir de los Creyentes”.
  5. Ma’wiiah debía gobernar según el Libro de Dios, el Sagrado Corán y las tradiciones del Profeta (PBd).
  6. Mu’awiiah después de su muerte no podía transmitir el califato a nadie.

Mu’awiiah acepto estas y otras condiciones siendo todas estas en beneficio del Islam, especialmente para los Shi 'ah y fue así como la guerra llegó a su fin.

Algunos orientalistas, apoyándose en la escasa información obtenida en los libros poco fiables, no tuvieron la precaución de profundizar en la materia y en estudiar todos sus aspectos y basándose en un débil argumento llegaron, según ellos, a una firme conclusión.

Algunos de ellos, a consecuencia de las superficiales investigaciones y a la falta de información, creyeron que Imam Hasan (P), en la guerra contra Mu’awiiah, careció de vigor y resistencia pues de lo contrario hubiera podido triunfar.

Si dichos orientalistas hubiesen profundizado en el tema original de la historia del Islam y hubiesen tomado en consideración todos sus aspectos, nunca hubiesen llegado a tan absurda conclusión, ya que el Imam, tomando como testigo a la historia, pasó el período de formación de su vida al lado de su padre, en la guerra de Yamal, Siffin y otras, demostrando en cada una su valentía; como cuando atacaba con la espada desenvainada el corazón del ejército enemigo y regresaba triunfante. Entonces Imam Hasan (P) jamás tuvo miedo a los enfrentamientos; él mismo estimuló a la gente a luchar contra Mu’awiiah. No obstante, en tales circunstancias particulares, se hacía necesaria la paz desde varios aspectos: desde el punto de vista político, para mantener la armonía interna del Islam y la protección de los Shi’ah. Este hecho, desde el punto de vista de la política exterior del Islam, fue un asombroso acto de prudencia ya que en esa época el Emperador de Bizancio, que en la mayoría de los enfrentamientos con el ejército islámico había sido derrotado por los musulmanes, esperaba el momento oportuno para vengarse. En el momento que el ejército del Imam se enfiló frente al ejército de Mu’awiiah, los bizantinos por su parte había preparado un ataque repentino y si el Imam hubiese continuado la guerra, sin duda hubiese sido un golpe muy fuerte para el Islam. Los planes del Emperador bizantino quedaron frustrado cuando se enteró que el Imam había pactado con Mu’awiiah.

Más sorprendente que la opinión del grupo descrito con anterioridad, fue el razonamiento absurdo de otro grupo de autores que sostienen que el Imam sintió que Mu’awiiah era superior a él, por lo cual retrocedió y le entregó el califato después de prestarle juramento de fidelidad. Sin embargo, basándonos en las cartas que el Imam escribió antes y después de firmar la paz, él se consideraba a sí mismo merecedor del califato.

Cuando Mu’awiiah llegó a la ciudad de Kufah se dirigió a la mezquita, subió al pulpito y anunció a los que se encontraban reunidos: “El Imam me considera a mi merecedor por encima de sí mismo; por ello está dispuesto a entregarme el califato”. Imam Hasan (P) que se encontraba presente en la reunión se levanto y exclamo: “¡Mientes Mu’awiiah!” entonces ampliamente habló de su superioridad y meritos tales como su participación en la Mubahalah (execración, mutua maldición) y añadió: “Nosotros, según lo especificado en el Sagrado Corán y la tradición del Profeta (PBd), somos superiores y merecedores de esta jerarquía, pero otros nos han traicionado y nos han quitado este derecho”.

Asimismo, en el tratado de paz, se estipuló que no llamaría ni consideraría a Mu’awiiah Amir de los Creyentes, pues entonces ¿como podemos aceptar que el Imam realizo el juramento de lealtad con él? y si hubiese prestado el bai’at entonces debería haber obedecido las ordenes de Mu’awiiah; pero, según el testimonio de la historia, nunca le obedeció, incluso cuando Mu’awiiah le ordenó que luchara en contra de los jawariy que se habían apartado, el Imam (P) contradiciéndolo dijo: “Si yo hubiese querido pelear contra los de Ahli Qiblah -refiriéndose a los que dirigen sus rezos a la Ka’bah, a los musulmanes-, hubiese comenzado contigo...“.

El Imam acepto la paz únicamente en beneficio de los intereses del Islam, y no porque creyera en la superioridad de Mu’awiiah.

Algunos afirman: “El líder debe hacer lo que pide su pueblo, entonces ¿por que el Imam no lucho con Mu’awiiah tal y como lo pedían los Shi’ah?” Como respuesta debemos decir que la guerra en ese momento no beneficiaba los intereses del Islam ni a los musulmanes, por ello el Imam no respondió a la petición de estos.

Además, el liderazgo del Imam, según la doctrina Shi’ah, es un liderazgo Divino, tal y como el liderazgo de los Profetas; ya que existe un vínculo especial entre el Imam y el Creador de toda la existencia, y por ello conoce las necesidades de la sociedad en las que basa su criterio, lo cual le impide equivocarse al juzgar. Muchas veces los Profetas o Imames llevaron a cabo un acto y la gente en ese momento no comprendió la razón de su conducta, pero con el transcurso del tiempo quedo despejada su duda.

Podemos poner como ilustración de lo anterior, el día en que el Mensajero del Islam (PBd) salió acompañado de otros musulmanes de Medina hacia La Meca para visitar la Casa de Dios. Cuando llegaron a Hudaibiiah, los quraishitas les impidieron continuar su camino, ya que según ellos era una humillación el que Muhammad el Honesto (PBd) entrara a la ciudad de La Meca sin haberles sido avisado de antemano. Fueron, vinieron, y discutieron muchas veces hasta que llegaron a un acuerdo que duraría tres años, basándose en las siguientes cláusulas:

  1. Los quraishitas, un año después de firmar el acuerdo, pondrían durante tres días La Meca a disposición de los musulmanes para que estos con toda libertad llevasen a cabo sus ritos religiosos.
  2. Durante tres años, los quraishitas respetarían a los musulmanes y viceversa, ofreciendo seguridad a los musulmanes provenientes de Medina que entraran en La Meca.
  3. Los musulmanes mecanos podrían libremente practicar su religión.
  4. Lo anteriormente dicho, se llevaría a cabo con la condición de que si un quraishita escapase de La Meca y se adhiriese al Islam, Muhammad (PBd) debería entregarlo a el Quraish; pero si un musulmán escapase de Medina y se dirigiese a La Meca, el Quraish no se haría responsable de el, ni tampoco lo entregaría a los musulmanes.

Cuando el Mensajero del Islam (PBd) aceptó el contenido de este tratado de paz, algunos de los musulmanes se enfurecieron, oponiéndose a este pacto, sobre todo ‘Umar.

Entonces el Enviado de Dios (PBd) dijo: “Yo soy siervo y mensajero de Dios, nunca he desobedecido Sus ordenes y se que esto no dañará al Islam”.

Y realmente así sucedió, ya que poco después se clarificó para todos la conveniencia de este pacto que, al apagar las llamas de la guerra y permitir a los musulmanes acceder a La Meca, los idolatras conocieron la verdad del Islam y se inclinaron hacia este, abrazando muchos de ellos esta nueva religión. Faltaba poco para que terminase el período de paz, que la mayoría de los mecanos habían convertido su fe al Islam.

Zahari expone: “En el transcurso de dos años de paz, el número de musulmanes duplicó al número de aquellos que habían aceptado el Islam durante los años anteriores".

Ibn Hisham escribe: “Zahari tiene razón ya que cuando el Profeta del Islam (PBd) llego a Hudaibiiah iba acompañado de mil cuatrocientas personas, pero dos años después, cuando la conquista de La Meca, la cifra de sus acompañantes llego a diez mil”.

El mismo Zahari agrega: “Ninguna de la victorias, fue mas grande que la del Pacto de Hudaibiiah”.

El Imam Sadiq (PBd) a este respecto manifiesta: “Ningún evento fue más fructífero y bendito que este”.

Por lo tanto, aquél que tiene fe en el Imamato de los purificados Imanes no deberá critica a Imam Hasan (P) por haber aceptado la paz, tal y como no criticaría la paz propuesta por los quraishitas y aceptada por el Mensajero del Islam (PBd).

Por ello, cuando algunos de los Shi’ah plantearon su objeción frente al Imam -así como algunos musulmanes objetaron a la decisión tomada por el Profeta (PBd)- el Imam decía: “No os interpongáis en la decisión de vuestro Imam y obedeced lo que éste dice, ya que él obedece a su vez las órdenes de Dios y, por lo tanto, sabe qué es lo más conveniente, aunque los demás no lo comprendan”.

Abu Sa’id ‘Aqisa cuenta que un día preguntó al Imam Hasan (P): “¿Por qué hiciste las paces con Mu’awiiah considerando que tú tienes la razón y él es un corrupto y opresor?". Respondió: “¿Acaso no soy yo, después de mi padre, la prueba de Dios en la Tierra y el Imam?”. Contesté afirmativamente. “¿Acaso Rasulillah (PBd) respecto a mi hermano y a mí no dijo: 'Hasan y Husain son Imanes ya sea que se rebelen o no?'". Respondí: “¡Sí”. “Entonces yo soy Imam ya sea que me revele o no”.

A continuación explicó el por qué no se había sublevado de la siguiente manera: “La causa por la cual acepté las paces con Mu’awiiah fue la misma por la cual el Enviado de Dios (PBd) pacto con los Bani Damrah y los Banul Ashya’ y con los mecanos por medio del Pacto de Hudaibiiah con la única diferencia de que aquellos eran incrédulos y Mu’awiiah y sus seguidores son musulmanes hipócritas. -Continuo diciendo: ¡Oh, Abu Said! si yo soy Imam por orden de Dios, vos no tienes por que dudar de mi decisión, aunque no comprendáis el por qué de ésta. Por ejemplo: comparémonos con los profetas Moisés (P) y Jader (P). Él actuaba en una forma que Moisés (P) no podía comprender, y se enojaba, y cuando Jader (P) le explicaba la razón, lo aceptaba. Yo también entiendo que vosotros estéis molestos ya que no comprendéis el motivo por el cual actúe así, pero es suficiente que sepáis que si no hubiese aceptado la paz con Mu’awiiah, no quedaría hoy en día ningún seguidor de ‘Ali (P) sobre la Tierra”.

Una vez que Mu’awiiah sintió asegurada la victoria, enseñó su verdadero rostro. Durante un discurso que ofreció en Najilah abiertamente expuso:

“Juro por Dios que luché contra vosotros, no para que hicierais la oración, ayunarais y fuerais al Hayy (peregrinación a La Meca); sino por que quiero gobernaros y debéis ser conscientes de que lo he logrado. En estos momentos deseo poner en vuestro conocimiento que no acepto ninguna de las cláusulas que integran el tratado de paz con Hasan Ibn “Ali (P), y las pisotearé”.

De esta manera Mu’awiiah dejaba bien en claro sus intenciones. Cumplió con su última palabra, violando absolutamente todas las condiciones que había pactado con el Imam Hasan (P). Gobernó al estilo de los reyes y faraones, sin conducir según las tradiciones del Profeta (PBd); acrecentó y extendió la campaña de difamación contra ‘Ali (P); persiguió a los seguidores del Imam que no podía sobornar, haciéndolos matar; conspiró contra el Imam Hasan (P) provocando su muerte y designó sucesor a su hijo Yazid.

Pero a veces en la práctica, por los antecedentes o influencia que tenía el Imam Hasan (P) le era inevitable a Mu’awiiah aceptarlas. Tal y como escribió Ibn Abil Hadid: “Ziad gobernador de Kufah, planeaba la persecución de uno de los compañeros del Imam. Éste le envió un mensaje que decía: 'Nosotros pactamos con Mu'awiiah que mis seguidores no serían molestados, pero me han avisado que tú molestas a uno de ellos. ¡No lo hagas!'”.

Ziad no lo tomó en consideración y en contestación escribió: “Ando en su búsqueda y lo encontraré aunque se esconda entre tu piel y tu carne”.

El Imam envió el escrito a Mu’awiiah, quien a su vez se lo reprochó a Ziad y le ordeno: “¡No molestes a sus seguidores! ¡Yo en este asunto no te he dado poder!”.

En una ocasión que Mu’awiiah se dirigió hacia Kufah y habló en la mezquita para tomar juramento de fidelidad de la gente. Él habló en forma despectiva contra ‘Ali (P), el Amir de los Creyentes, y el Imam Hasan (P). Entonces Al-Hasan (P) que estaba presente, se levantó y le contestó:

“¡Oh tú, que mencionas a ‘Ali! Yo soy Al-Hasan y ‘Ali fue mi padre. Tú eres Mu’awiiah, y tu padre fue Sajr (Abu Sufian). Mi madre fue Fátima, y tu madre fue Hind. Mi abuelo fue el Mensajero de Dios (PBd), y tu abuelo fue Harv. Mi abuela fue Jadiyah, y tu abuela fue Futaila. ¡Que Dios maldiga a quien menosprecie nuestra reputación, disminuya nuestra nobleza, obre mal contra nuestros ancianos y se exceda en su impiedad e hipocresía!”

Mu’awiiah, utilizando diferentes caminos, trataba de injuriar a Hasan Ibn ‘Ali (P). Espiaba y a veces acechaba de tal modo al Imam y a sus compañeros que los colocaba en situaciones muy críticas. Insultaba a ‘Ali(P) y a sus seguidores; a veces sin la más mínima prudencia, hablaba mal y se burlaba de ‘Ali (P) en las reuniones en las que se encontraba presente Imam Hasan (P) y, aunque éste inmediatamente le daba una contestación que le callaba la boca, pero era un tormento para él permanecer mas tiempo en la ciudad de Kufah; por ello, decidió regresar a Medina en donde vivió diez años enseñando el Islam a la gente disipando sus duda, tal como lo hubieran hecho el resto de los Imanes bajo condiciones más o menos favorables que las que le habían tocado afrontar a él.

En Medina no cambio mucho la situación, ya que en ese entonces el gobernador de esa ciudad era Marwan, uno de los mas insolentes agentes de Mu’awiiah. El Mensajero de Dios (PBd) acerca de Marwan había dicho: “El es un sapo descendiente de un sapo, un maldecido hijo de un maldecido”.

Marwan presionaba tanto a Imam Hasan (P) y a sus fieles seguidores que llegó el momento en que a estos les resultaba imposible visitar al Imam y a pesar de que estuvo diez años en Medina, pocos fueron los que pudieron aprovecharse de aquella fuente de sabiduría y conocimiento; por ello, los dichos y tradiciones que conservamos de este Imam son muy pocos.

Marwan cuando se encontraba en presencia del Imam Hasan (P), hablaba mal de su padre ?‘Ali(P)-, y a veces obligaba a algunos a injuriar al mismo Imam. Durante estos diez años, cualquier gobernador que sucedió a Marwan no dejó de ofender y torturar al Imam y a sus compañeros.

Su martirio

Mu’awiiah, con el pretexto de que Imam Hasan Ibn ‘Ali (P) era muy joven para gobernar no le entrego el califato, pero en realidad planeaba nombrar a su deleznable hijo Yazid sucesor del trono para que después de su muerte, este no tuviese problemas para gobernar. Pero para la realización de sus planes encontraba en el Imam un gran obstáculo, ya que en caso de que después de su fallecimiento Imam Hasan (P) viviese, era muy posible que la gente, que se encontraba ya harta de la familia de Mu’awiiah, se inclinara hacia el Imam.

Mu’awiiah se esforzó mucho para eliminarlo de su camino y finalmente sobornó a Ju’da, la hija de Al Ash’ath Ibn Qays, quien era esposa del Imam Hasan (P) para que lo envenenase, otorgándole cien mil dirhams y prometiéndole que la casaría con su hijo Yazid, quien sería el próximo califa. Más tarde Mu’awiiah no permitió que el enlace se llevase a cabo, casándola con un hombre del clan de Talha. Ella adquirió el apodo de “envenenadora de sus maridos”.

El Imam Hasan (P) estuvo enfermo durante cuarenta días antes de morir. Este inmaculado falleció el 28 del mes de Safar (el mismo día del fallecimiento del Santo Profeta) del año 50 lunar, a los cuarenta y ocho años de edad. Fue enterrado en Al Baqi en medina, junto a la tumba de su abuela Fátima Bint Assad, la madre de ‘Ali (P).

Las bendiciones de Dios sean para este grandioso y querido Imam.

Algunas de las sabias palabras de este Inmaculado Imam

“El intelecto es el vehículo del conocimiento".

"La ignorancia equivale a la muerte”.

“Quien pretenda hablar alcanzado el limite del conocimiento, manifiesta el limite de la ignorancia”

“La oportunidad desaparece rápidamente y retorna lentamente”.

“Deja lo meritorio cuando es perjudicial para lo obligatorio”

‘Ali (P), el Amir de los Creyentes, le pregunto a su hijo (P): “¡Oh, hijo mío! ¿En que consiste el intelecto?”

Respondió: “En que tu corazón guarde aquello que el ha aceptado en deposito”.

Prosiguió: “¿Que es la previsión?”

Contesto: “Que esperes tu oportunidad y apresures aquello que te sea posible”.

Continuó: “¿Y qué es la ignorancia?”.

Respondió: “Precipitarse sobre la oportunidad antes de llegar a su dueño”.

De Imam Hasan a uno de sus hijos:

“¡Oh, hijo mío! No seas amigo de nadie hasta que conozcas sus vaivenes (su forma de vida). Cuando lo pruebes y su compañía te satisfaga, entonces fraterniza con él, pasando por alto sus errores y ayudándolo en la dificultad”

“Las mercedes se ignoran cuando están presentes, pero cuando se marchan se reconocen”.

“Cuando vi que no existía fuerza en ustedes (para combatir a Mu’awiiah) entregue el asunto a fin de que tanto ustedes como yo permanezcamos entre ellos”.

“No permitas que vuestras mujeres tengan contacto en la calle con personas imprudentes e impuras, ya que Allah aleja Su caridad y beneficio de aquél que carece de celo”.

“¿Qué significa ser libre de cualquier necesidad? Libre de cualquier necesidad es la persona que se limita a aquello que Allah le ha designado, aunque sea poco”.

“La perdición del hombre se limita a tres causas: el orgullo y egoísmo, la envidia y la codicia. El orgullo y egotismo terminan con la religión; siendo esta la causa por la cual el Demonio se alejo de la Misericordia de Dios. La codicia, es el enemigo del nafs (ego) y fue por ésta que Adán fue expulsado del Paraíso. La envidia, que es la evidencia de los secretos, fue la que impulso a Caín que matara a Abel”.