Apuntes biográficos
Su nacimiento
El Imam Hasan (P), nieto del Mensajero del Islam (PBd) e hijo
primogénito de ‘Ali Ibn Abi Talib (P) y Fatimah Az-Zahra
(P), nació el día 15 del mes santo de Ramadan el
tercer año después de la Hégira o emigración
a Medina Cuando el Enviado de Dios (PBd) fue a felicitarles por
el recién nacido, les comunicó la buena nueva de
que el Todopoderoso le había ordenado llamarlo Hasan, que
significa “benévolo”, “bondadoso”,
“compasivo”.
Tanto el Profeta (PBd) como el Imam ‘Ali (P), habían
señalado que sería Imam después de su padre.
Creció junto a su abuelo, el Enviado de dios (PBd) y su
padre, Amir de los Creyentes, captando su sabiduría, moral
y todo lo referente a la religión.
En compañía del Mensajero de Dios (PBd)
Se relata en las tradiciones que siendo un niño, escuchaba
la Revelación que el Arcángel Gabriel (P) le confiaba
a su abuelo, y se las transmitía a su madre Fátimah
(P), por o que ella tenía conocimiento de las aleyas reveladas
antes que ‘Ali (P) se las informase.
Aproximadamente siete años de su preciada vida transcurrieron
al lado del Mensajero del Islam (PBd). Su bondadoso abuelo lo
amaba profundamente; en repetidas ocasiones lo sentaba sobre sus
hombros y decía:
“¡Dios mío, yo lo amo!, ¡Tu
también ámalo!”.
“Aquel que ame a Hasan y Husain, me ha amado
a mi y aquel que les odie y se enemiste con ellos, será
mi enemigo...“.
También dijo:
“Hasan y Husain son los Señores de
los jóvenes del Paraíso”.
“Estos dos hijos míos son Imames,
ya sea que se rebelen o no”.
La generosidad y grandeza del alma de este Imam, era tal que
el Mensajero de Dios (PBd) lo tomó como testigo en algunos
tratados a pesar de su corta edad. Al-Uaqidi narra:
“El Profeta (PBd) estableció un convenio
de protección para con los de “Zaqifi”, el
cual fue escrito por Jalid Ibn Sa’id y los Imames Hasan
y Husain -la paz sea con ellos- firmaron como testigos”.
Igualmente cuando el Profeta (PBd) por orden de Dios se presentó
para la Mubahalah, -execración- ante los de Niyran, llevando
como acompañantes a sus nietos Hasan y Husain (P), su primo
'Ali (P) y su querida hija Fatimah Zahra (P). Fue entonces cuando
se reveló la aleya acerca de la pureza de estos escogidos,
la Gente de la Casa Profética.
En compañía de ‘Ali (P)
Imam Hasan (P) al igual que su padre, aborrecía a los
opresores y ayudaba a los oprimidos. Una evidencia de ello fue
cuando Abudhar fue exiliado a Rabazzah y el califa de ese tiempo
prohibió que lo despidieran; no obstante, Imam Hasan (P)
y su hermano, Imam Husain (P), en compañía de su
padre realizaron una entrañable despedida al sumiso desterrado
y, al separarse, expresaron su disgusto hacia el gobierno, exhortaron
a Abudhar a que tuviese paciencia y continuidad.
Combatió junto a su padre en las batallas que tuvo que
afrontar durante su califato.
El año 36 d.H. viajó con su padre desde Medina
hacia Basora para apagar las llamas de la guerra del Yamal que
habían encendido aquéllos que vieron en peligro
sus bienes y jerarquía al conocer la justicia de Imam ‘Ali
(P), encontrándose entre ellos ‘Aishah, Tala y Zubair.
Imam Hasan (P) antes de dirigirse a la ciudad de Basora, por
orden de Imam ‘Ali (P) y acompañado por ‘Ammar
-uno de los más grandes y puros discípulos del Profeta
(PBd) - se dirigió hacia la ciudad de Kufah para movilizar
a la gente, regresando a Basora acompañado por un grupo
que estaba dispuesto a respaldar a ‘Ali Ibn Abi Talib (P).
El Imam Hasan (P) con sus expresivos y elocuentes discursos
evidenció las mentiras de ‘Abdullah Ibn Zubair, quien
acusaba a su padre, Imam ‘Ali (P), de la muerte de ‘Uzzman;
de igual modo su valiente intervención permitió
que el ejército regresara triunfante.
Apoyó a su padre en la guerra de Siffin, en la cual Mu’awiiah
envió a 'Ubaidullah Ibn 'Umar con un mensaje que decía:
“Si dejas de apoyar a tu padre, nosotros pondremos el gobierno
en tus manos. Puesto que la tribu del Quraish está enfadada
con 'Ali (P) por la pérdida de sus padres que fueron muertos
por él durante las batallas..., pero a ti si te pueden
aceptar.."..
Imam Hasan (P) les contestó: “El Quraish quería
derribar y aplastar entre sus manos la bandera del Islam, pero
mi padre, por Allah y por el Islam, mato a los obstinados y los
esparció, esa es la causa por la que están enojados
y lo odian sin tener en ningún momento, como suelen decir,
a Dios y al Islam como su objetivo".
En la guerra de Siffin, no dejó de apoyar a su padre,
acompañándolo y ayudándolo hasta el ultimo
momento; y cuando fueron nombrados los dos representantes -uno
del ejercito de Imam 'Ali (P) y el otro del ejercito de Mu’awiiah
para que arbitraran, que luego resolvieron el litigio injustamente-,
Imam Hasan (P) por orden de su padre con un contundente discurso
afirmó lo siguiente:
“Ellos fueron escogidos para que juzgaran
según el Sagrado Corán y no según sus deseos
personales; no obstante actuaron de forma contraria y a alguien
que se comporta de tal modo no se le puede llamar mediador sino
condenado”.
Cuando 'Ali Ibn Abi Talib (P) estaba a punto de morir, -obedeciendo
la orden recibida por el Gran Profeta (PBd)-, nombro como su sucesor
a su primogénito Hasan, siendo testigos de este acto su
hermano Husain y demás hermanos, así como los grandes
de sus seguidores (los Shi’ah).
Acerca de sus virtudes
Siempre ponía gran atención en Dios, una evidencia
de esto era el temblor de sus manos y su rostro enrojecido cuando
realizaba su ablución y se preparaba para realizar la oración,
y cuando le preguntaban que le sucedía, respondía:
“De aquel que se encuentra en presencia del Todopoderoso,
no puede esperarse otra cosa”.
A pie y a veces descalzo, veinticinco veces peregrino a La Meca
a visitar la casa de Dios.
Se encontraba visitando la Ka’bah, cuando escuchó
a un hombre que imploraba lo siguiente: “¡Oh,
Dios mío, destíname diez mil dirham...!”,
el Imam regreso a su casa y le envió dinero a este hombre.
En una ocasión, una de sus criadas (las criadas, eran
las mujeres que, como botín de guerra, llegaban a los musulmanes
y luego de ser instruidas en el Islam eran liberadas por la causa
de Dios) le regalo un fragante ramo de flores, Hasan Ibn 'Ali
(P) en respuesta le concedió la libertad y cuando le preguntaron
el porqué de su comportamiento, contesto: “Si
te han obsequiado un presente, responde con otro mejor”.
Tres veces a lo largo de su vida dividió todos sus bienes
y pertenencias en dos, incluso su calzado, ofreciéndolo
en el camino de Dios.
Cuentan que un hombre de Sham (Damasco), inducido por Mu’awiiah,
lo insulto. Imam Hasan (P) guardó silencio hasta que el
injurioso calló. Entonces con una sonrisa en sus labios
lo saludo y exclamo: “¡Oh, anciano! Creo que eres
un forastero, y pienso que te has equivocado. Si buscas mi complacencia,
te la daré, y si esperas que te conceda algo, te lo otorgaré;
si deseas que te guíe, te guiaré, y si tienes alguna
carga, la tomaré con gusto en mis hombros; si estás
hambriento te saciaré, y si eres un necesitado estoy dispuesto
a ayudarte en lo que quieras. También te ofrezco mi casa,
yo se que te encontrarás más cómodo pues
cuento con todo lo necesario para servirte”.
El anciano se sintió avergonzado y llorando dijo: “¡Juro
por Dios que tú eres Su representante en la tierra!, Dios,
El Sapiente, sabe perfectamente a quien debe entregar la misión
profética. -entonces continuo diciendo: Para mi, tú
y tu padre erais los mas odiados, pero ahora sois los mas queridos”.
Ese día el anciano fue invitado del Imam y cuando partió
se había convertido en amigo de éste (P).
Marwan Hakam -que nunca dejo de molestarlo-, cuando falleció
el Imam asistió a su funeral. Imam Husain (P) le dijo:
“Mientras mi hermano vivía, hiciste todo lo que
te fue posible en contra de él, y ahora, ¡te presentas
en su funeral ¿y lloras?!”.
Marwan le contesto: “Todo lo que hice, lo hice en
contra de alguien cuya clemencia y paciencia eran mayor que aquel
monte (señalando un promontorio que se encuentra en Medina)”.
Su gobierno
La noche del 21 del mes santo de Ramadan del año cuarenta
de la Hégira, fue martirizado Imam ‘Ali (P) en Kufah.
Al amanecer del día siguiente, la gente se reunió
en la mezquita principal de esa ciudad. Imam Hasan (P) subió
al pulpito y declaro:
“Anoche falleció un hombre único,
único entre los antepasados y los venideros en cuanto a
su sabiduría y su moral. Para proteger el Islam y al Profeta
Divino (PBd), luchó incansablemente, y cuando el Enviado
de Dios lo nombraba jefe del ejercito, siempre regresaba acompañado
de la victoria...
En cuanto al amarillo y blanco del mundo (refiriéndose
al oro y la plata), no dejo mas de setecientos dirhames los cuales
destino para que un sirviente ayudara a su familia".
Entonces Imam Hasan (P) lloro y la gente también se lamentó,
y para evitar que el Imamato se desviara de su camino recto, pronunció
algunas frases acerca de sí mismo:
“Yo soy hijo del Gran Enviado (PBd), el gran
albriciador y amonestador que convoca a la gente hacia Dios.
Yo soy una luz que proviene de la lámpara
luminosa del Profeta (PBd), soy de su familia, de aquellos que
El Todopoderoso alejó la maldad y corrupción, y
también de aquellos que el Sagrado Corán ordena
amarlos.Di: «Yo no os pido salario a cambio, salvo
que améis a mi familia...» (42:23)"
Entonces el Imam se sentó y Abdullah Ibn ‘Abbas
poniéndose de pie exclamo:
"¡Oh, gente! Él (señalando
al Imam Hasan -P-) es hijo del Mensajero del Islam (P) y sucesor
de ‘Ali (P) y es vuestro Imam, ¡haced el juramento
de lealtad con el!”
La gente, grupo tras grupo, lo siguieron y le prestaron juramento
de fidelidad -ba’iat-.
Cuando Mu’awiiah se enteró de lo sucedido, envió
espías a Kufah y Basora para que le mantuviesen informado
de lo que sucedía y de esta forma poder atacar directamente
al corazón del gobierno del Imam. El Imam ordenó
que los apresaran, y envió una carta a Mu’awiiah
que decía: “¿Mandas a tus espías?
¿Es que acaso te agrada pelear? La guerra está cercana.
¡Espérala! Inshallah”.
Una de las cartas que Imam Hasan Muytabah (P) escribió
a Mu’awiiah y que Ibn Abil Hadid (Historiador y sabio de
la escuela Sunnah que entre sus obras se encuentran numerosos
ejemplares de la interpretación del "Nahy ul-Balaghah")
hace referencia es la siguiente:
"...Es sorprendente que la gente del Quraish,
después de la muerte del Profeta (PBd) disputaran el asunto
de la sucesión y se sientan superiores a los de su misma
raza, solo por el hecho de pertenecer a la tribu del Profeta (PBd).
Los árabes lo consintieron; no obstante, el mismo Quraish
rechazó nuestra jerarquía, nos repudiaron a nosotros
que éramos mas cercanos al Profeta (P) que ellos y que
solo buscábamos nuestros derechos; nos oprimieron y desobedecieron
al que era superior, al mas cercado, al Mensajero de Dios (PBd),
a aquel que tenia derecho y se desligaron traicionándonos.
Nosotros nos alejamos de la violencia para que los
enemigos y los hipócritas no utilicen ese camino para destruir
el Islam.
Hoy me dejas sorprendido, porque reclamas algo a
lo que de ninguna manera eres merecedor, no eres superior en cuanto
a la religión, ni has dejado buen recuerdo de ti mismo;
tu desciendes de ese grupo que lucho contra del Profeta (PBd)
y eres hijo del más acérrimo enemigo que tuvo el
Mensajero del Islam (PBd) -refiriéndose a Abu Sufian- ¡Sabe!
que la recompensa de tus actos te la dará Dios, el Justo,
y finalmente verás quien es el victorioso.
Juro por Él, Glorificado sea, que no transcurrirá
mucho tiempo para que termine tu existencia. Te presentarás
ante Dios. Entonces te castigará por el comportamiento
que mantuviste en esta vida, pues Dios no es injusto con sus siervos.
‘Ali (P) partió y los musulmanes hicieron el juramento
de fidelidad conmigo; ruego a Dios que no me otorgue en esta vida
aquello que me perjudique o me ocasione perjuicio en la otra.
Lo que me incita a escribirte esta carta es por
obedecer una orden Divina; si aceptas este mandato, al igual que
los demás musulmanes, será para el bien del Islam
y ganarás con ello una recompensa. ¡No sigas el camino
falso!, ¡haz juramento de lealtad hacia mí!, tal
y como los demás lo hicieron. Sabes perfectamente que soy
el más digno. ¡Teme a Dios y no seas opresor!, ¡respeta
la sangre de los musulmanes! y si rechazas lo que te propongo,
yo mismo iré hacia ti acompañado de los seguidores
de la verdad y te procesaremos para que Dios, el Equitativo, juzgue
entre ambos... “
Mu’awiiah contesto lo siguiente:
“...La situación entre nosotros es
la misma que mantuvieron tus antepasados con Abu Bakr, puesto
que Abu Bakr con el pretexto de que era el que tenía mas
experiencia le arrebato el califato a ‘Ali. Yo también
me considero más merecedor que tu. En caso de que considerase
que tu puedes atender mejor a las necesidades de la gente y puedes
enfrentarte al enemigo mejor que yo, entonces te prestaría
fidelidad -ba’iat-; pero tu sabes que yo cuento con mas
experiencia, entonces lo mejor es que me sigas. Te prometo que
el califato de los musulmanes, después de mi muerte pasará
a tus manos y todos los tesoros públicos, así como
los impuestos y cualquier región que quieras del Iraq la
pondré a tu disposición... Was-Salum”.
Mu’awiiah, utilizando el mismo pretexto que los quraishitas
usaron para renunciar a ‘Ali Ibn Abi Talib (P), se negó
a hacer el juramento de lealtad con Imam Hasan (P). Él
mismo sabia que el Imam era el más apropiado, pero el “afán
de poder” lo cegaba sin permitirle ver la realidad. Sabía
perfectamente que la corta edad de Imam Hasan (P) no era un impedimento
para poseer el don de la profecía, como sucedió
con los Profetas Jesús (P) o Juan (P), ni tampoco para
ser Imam, que es el sucesor del Profeta.
Mu’awiiah no solo se negó a prestar ba’iat
al Imam sino que al mismo tiempo planeo terminar con su vida dando
orden de que lo mataran en secreto; por ello, Imam Hasan (P),
siempre vestía una cota de malla bajo su ropaje, incluso
cuando realizaba su oración, y fue esta la que le salvo
la vida cuando fue atacado por uno de los comisionados de Mu’awiiah.
El mismo Mu’awiiah, quien se negó a realizar el
ba’iat con el Imam (P), tomando como excusa su corta edad
e inexperiencia, olvido este pretexto cuando nombró a su
inexperto y joven hijo, Yazid, heredero y sucesor del califato,
obligando a la gente a prestarle juramento de lealtad.
Después de lo sucedido, bajo el lema de “la unificación
del Islam y prevención de disturbios y discordias”,
escribió a sus oficiales diciendo: “Uníos
a mí con vuestros ejércitos”, y así
lo hicieron. Una vez que estuvieron reunidos, Mu’awiiah
ordenó que las tropas se movilizaran hacia Iraq para combatir
contra Imam Hasan (P).
El Imam por su parte ordeno a Huyr Ibn 'Adi Kandi, que alertara
a los comandantes y preparara a la gente para la batalla. Entonces
el proclamador -según las costumbres de esos tiempos- grito
en las calles y callejuelas de Kufah As-Salat, as-Salat (reuníos
para la oración). La gente se aglomero en la mezquita donde
el Imam subió al pulpito y exclamó: “Mu’awiiah
ha venido a luchar contra vosotros, ¡dirigíos al
campamento de Najilah...!”, -pero todos quedaron inmóviles.
'Adi, hijo del conocido Hatam At-Ta'i se levanto y grito encolerizado:
“Yo soy hijo de Hatam, Subhanallah -glorificado sea Dios-
continuó diciendo: que significa este silencio mortífero
que se ha apoderado de vosotros?, ¿por que no respondéis
al Imam e hijo de vuestro Profeta (PBd)?, ¡temed a la ira
de Dios!, ¡es que no teméis a la ignominia?... -entonces
mirando al Imam(P) prosiguió: ¡Escuche vuestra orden
y de todo corazón la obedezco y ofrezco mi vida ! -agrego:
Yo en este momento me dirijo al campamento de batalla, aquél
que quiera puede seguirme”.
Qais Ibn S'ad Ibn 'Ibadih, Nafaqil Ibn Qais Riahi y Ziad Ibn
S'as'ah At-Timi con elocuentes sermones prepararon a la gente
para el enfrentamiento y, después de formar un ejército,
se dirigieron hacia el campamento. Numerosos guerreros se encontraban
reunidos en este, además de los Shi’ah se encontraban,
también, otros grupos:
- Los Jauariy, que se habían reunido ahí con el
único propósito de pelear contra Mu’awiiah,
no para apoyar al Imam Hasan (P).
- Los codiciosos que buscaban acrecentar su riqueza con el
botín de la guerra
- Aquellos que habían participado por apoyar a sus jefes,
sin tener intereses religiosos.
Imam Hasan (P) envió a un grupo comandado por Hakam a
la ciudad de Anbar, pero Hakam al igual que su sucesor logro un
acuerdo con Mu’awiiah traicionando al Imam. Entonces mismo
Imam se dirigió a la región de Sabot Mada'in, en
donde formo un ejercito de doce mil guerreros, nombrando como
jefe supremo a 'Ubaidullah Ibn 'Abbas y a Qais Ibn Sad Ibn Ibadih
Ansari' como su sustituto, en caso de que 'Ubaidullah fuese martirizado.
Mu’awiiah por su parte, envió a Qays un millón
de dirham con una nota proponiéndole que se sumasen a su
ejercito o dejase de apoyar al Imam. Qays rechazo la proposición
contestando lo siguiente: “Con engaños no puedes
arrebatarnos nuestras creencias, tiende tu trampa a otro polio,
que el fenix ha construido su nido en las alturas”.
Entonces Mu’awiiah propuso lo mismo y la misma cantidad
a 'Ubaidullah Ibn 'Abbas quien fue seducido por esta y, por la
noche, acompañado por un grupo de sus subalternos se unió
a las tropas de Mu’awiiah. Al amanecer del día siguiente,
el ejército se encontró sin comandante. Qays, después
de efectuar la oración del alba tomo la jefatura en sus
manos e informo al Imam de lo sucedido. Mu’awiiah sabia
que Qays era un valiente guerrero por ello planeo eliminarlo,
para lo cual envió a unos espías que se introdujeron
en el ejercito del Imam y mintiendo anunciaron que Qays había
pactado con Mu’awiiah. Al mismo tiempo envió a otro
grupo al ejercito de Qays para que expandieran la noticia de que
Imam Hasan (P) había hecho las paces con Mu’awiiah.
De esta forma, los jauariy y aquellos que no estaban de acuerdo
con hacer la paz, fueron seducidos por medio de las mentiras y
repentinamente se sublevaron, entraron en la tienda de Imam Hasan
(P) y la saquearon, incluso arrebataron el tapete que se encontraba
bajo sus pies, le hirieron en una de las piernas, y a causa de
la hemorragia provocada por esta herida el Imam cayó en
un grave estado...
Los seguidores del Imam lo llevaron a casa del gobernador de
Mada'in, S'ad Ibn Mas'ud Zaqafi -quien había adquirido
este puesto por orden de ‘Ali (P)-.
El Imam convaleció una temporada en casa de Zaqafi, durante
la cual le informaron que algunos de los jefes de las diferentes
tribus -que no eran partidarios del Islam o eran enemigos de Imam
Hasan (P) -, a escondidas escribieron a Mu’awiiah una carta
diciendo: “Si venís a Iraq, pactaremos contigo
y te entregaremos a Imam Hasan (P)”.
Mu’awiiah envió las cartas recibidas al Imam y
pidió la paz diciendo que aceptaría todas las proposiciones
que este (P) efectuara.
En esos momentos el Imam se encontraba gravemente enfermo, sus
seguidores se habían diseminado en diferentes direcciones
y sus soldados no poseían una ideología y objetivo
único y, por otra parte, atacaba el enemigo... En tal situación
no era conveniente para los Shi’ah ni para el Islam continuar
con la guerra, ya que en caso de que Mu’awiiah hubiese triunfado
formalmente a través de la batalla, erradicarían
las bases del Islam y exterminarían a los seguidores de
‘Ali y a los verdaderos musulmanes. El Imam, sin tener otra
alternativa, con muchas y muy difíciles condiciones acepto
la paz.
A continuación señalamos algunas de estas cláusulas:
- La sangre de los Shi'ah debía ser respetada y protegida,
y sus derechos no bebían ser pisoteados.
- ‘Ali (P) no debía ser insultado.
- Mu’awiiah debía repartir entre los huérfanos
de las guerras de Yamal y Siffin un millón de dirham
de las ganancias obtenidas.
- El Imam no llamaría a Ma’wiiah “Amir de
los Creyentes”.
- Ma’wiiah debía gobernar según el Libro
de Dios, el Sagrado Corán y las tradiciones del Profeta
(PBd).
- Mu’awiiah después de su muerte no podía
transmitir el califato a nadie.
Mu’awiiah acepto estas y otras condiciones siendo todas
estas en beneficio del Islam, especialmente para los Shi 'ah y
fue así como la guerra llegó a su fin.
Algunos orientalistas, apoyándose en la escasa información
obtenida en los libros poco fiables, no tuvieron la precaución
de profundizar en la materia y en estudiar todos sus aspectos
y basándose en un débil argumento llegaron, según
ellos, a una firme conclusión.
Algunos de ellos, a consecuencia de las superficiales investigaciones
y a la falta de información, creyeron que Imam Hasan (P),
en la guerra contra Mu’awiiah, careció de vigor y
resistencia pues de lo contrario hubiera podido triunfar.
Si dichos orientalistas hubiesen profundizado en el tema original
de la historia del Islam y hubiesen tomado en consideración
todos sus aspectos, nunca hubiesen llegado a tan absurda conclusión,
ya que el Imam, tomando como testigo a la historia, pasó
el período de formación de su vida al lado de su
padre, en la guerra de Yamal, Siffin y otras, demostrando en cada
una su valentía; como cuando atacaba con la espada desenvainada
el corazón del ejército enemigo y regresaba triunfante.
Entonces Imam Hasan (P) jamás tuvo miedo a los enfrentamientos;
él mismo estimuló a la gente a luchar contra Mu’awiiah.
No obstante, en tales circunstancias particulares, se hacía
necesaria la paz desde varios aspectos: desde el punto de vista
político, para mantener la armonía interna del Islam
y la protección de los Shi’ah. Este hecho, desde
el punto de vista de la política exterior del Islam, fue
un asombroso acto de prudencia ya que en esa época el Emperador
de Bizancio, que en la mayoría de los enfrentamientos con
el ejército islámico había sido derrotado
por los musulmanes, esperaba el momento oportuno para vengarse.
En el momento que el ejército del Imam se enfiló
frente al ejército de Mu’awiiah, los bizantinos por
su parte había preparado un ataque repentino y si el Imam
hubiese continuado la guerra, sin duda hubiese sido un golpe muy
fuerte para el Islam. Los planes del Emperador bizantino quedaron
frustrado cuando se enteró que el Imam había pactado
con Mu’awiiah.
Más sorprendente que la opinión del grupo descrito
con anterioridad, fue el razonamiento absurdo de otro grupo de
autores que sostienen que el Imam sintió que Mu’awiiah
era superior a él, por lo cual retrocedió y le entregó
el califato después de prestarle juramento de fidelidad.
Sin embargo, basándonos en las cartas que el Imam escribió
antes y después de firmar la paz, él se consideraba
a sí mismo merecedor del califato.
Cuando Mu’awiiah llegó a la ciudad de Kufah se
dirigió a la mezquita, subió al pulpito y anunció
a los que se encontraban reunidos: “El Imam me considera
a mi merecedor por encima de sí mismo; por ello está
dispuesto a entregarme el califato”. Imam Hasan (P)
que se encontraba presente en la reunión se levanto y exclamo:
“¡Mientes Mu’awiiah!” entonces
ampliamente habló de su superioridad y meritos tales como
su participación en la Mubahalah (execración, mutua
maldición) y añadió: “Nosotros,
según lo especificado en el Sagrado Corán y la tradición
del Profeta (PBd), somos superiores y merecedores de esta jerarquía,
pero otros nos han traicionado y nos han quitado este derecho”.
Asimismo, en el tratado de paz, se estipuló que no llamaría
ni consideraría a Mu’awiiah Amir de los Creyentes,
pues entonces ¿como podemos aceptar que el Imam realizo
el juramento de lealtad con él? y si hubiese prestado el
bai’at entonces debería haber obedecido las ordenes
de Mu’awiiah; pero, según el testimonio de la historia,
nunca le obedeció, incluso cuando Mu’awiiah le ordenó
que luchara en contra de los jawariy que se habían apartado,
el Imam (P) contradiciéndolo dijo: “Si yo hubiese
querido pelear contra los de Ahli Qiblah -refiriéndose
a los que dirigen sus rezos a la Ka’bah, a los musulmanes-,
hubiese comenzado contigo...“.
El Imam acepto la paz únicamente en beneficio de los
intereses del Islam, y no porque creyera en la superioridad de
Mu’awiiah.
Algunos afirman: “El líder debe hacer lo que
pide su pueblo, entonces ¿por que el Imam no lucho con
Mu’awiiah tal y como lo pedían los Shi’ah?”
Como respuesta debemos decir que la guerra en ese momento no beneficiaba
los intereses del Islam ni a los musulmanes, por ello el Imam
no respondió a la petición de estos.
Además, el liderazgo del Imam, según la doctrina
Shi’ah, es un liderazgo Divino, tal y como el liderazgo
de los Profetas; ya que existe un vínculo especial entre
el Imam y el Creador de toda la existencia, y por ello conoce
las necesidades de la sociedad en las que basa su criterio, lo
cual le impide equivocarse al juzgar. Muchas veces los Profetas
o Imames llevaron a cabo un acto y la gente en ese momento no
comprendió la razón de su conducta, pero con el
transcurso del tiempo quedo despejada su duda.
Podemos poner como ilustración de lo anterior, el día
en que el Mensajero del Islam (PBd) salió acompañado
de otros musulmanes de Medina hacia La Meca para visitar la Casa
de Dios. Cuando llegaron a Hudaibiiah, los quraishitas les impidieron
continuar su camino, ya que según ellos era una humillación
el que Muhammad el Honesto (PBd) entrara a la ciudad de La Meca
sin haberles sido avisado de antemano. Fueron, vinieron, y discutieron
muchas veces hasta que llegaron a un acuerdo que duraría
tres años, basándose en las siguientes cláusulas:
- Los quraishitas, un año después de firmar el
acuerdo, pondrían durante tres días La Meca a
disposición de los musulmanes para que estos con toda
libertad llevasen a cabo sus ritos religiosos.
- Durante tres años, los quraishitas respetarían
a los musulmanes y viceversa, ofreciendo seguridad a los musulmanes
provenientes de Medina que entraran en La Meca.
- Los musulmanes mecanos podrían libremente practicar
su religión.
- Lo anteriormente dicho, se llevaría a cabo con la condición
de que si un quraishita escapase de La Meca y se adhiriese al
Islam, Muhammad (PBd) debería entregarlo a el Quraish;
pero si un musulmán escapase de Medina y se dirigiese
a La Meca, el Quraish no se haría responsable de el,
ni tampoco lo entregaría a los musulmanes.
Cuando el Mensajero del Islam (PBd) aceptó el contenido
de este tratado de paz, algunos de los musulmanes se enfurecieron,
oponiéndose a este pacto, sobre todo ‘Umar.
Entonces el Enviado de Dios (PBd) dijo: “Yo soy siervo
y mensajero de Dios, nunca he desobedecido Sus ordenes y se que
esto no dañará al Islam”.
Y realmente así sucedió, ya que poco después
se clarificó para todos la conveniencia de este pacto que,
al apagar las llamas de la guerra y permitir a los musulmanes
acceder a La Meca, los idolatras conocieron la verdad del Islam
y se inclinaron hacia este, abrazando muchos de ellos esta nueva
religión. Faltaba poco para que terminase el período
de paz, que la mayoría de los mecanos habían convertido
su fe al Islam.
Zahari expone: “En el transcurso de dos años
de paz, el número de musulmanes duplicó al número
de aquellos que habían aceptado el Islam durante los años
anteriores".
Ibn Hisham escribe: “Zahari tiene razón ya
que cuando el Profeta del Islam (PBd) llego a Hudaibiiah iba acompañado
de mil cuatrocientas personas, pero dos años después,
cuando la conquista de La Meca, la cifra de sus acompañantes
llego a diez mil”.
El mismo Zahari agrega: “Ninguna de la victorias,
fue mas grande que la del Pacto de Hudaibiiah”.
El Imam Sadiq (PBd) a este respecto manifiesta: “Ningún
evento fue más fructífero y bendito que este”.
Por lo tanto, aquél que tiene fe en el Imamato de los
purificados Imanes no deberá critica a Imam Hasan (P) por
haber aceptado la paz, tal y como no criticaría la paz
propuesta por los quraishitas y aceptada por el Mensajero del
Islam (PBd).
Por ello, cuando algunos de los Shi’ah plantearon su objeción
frente al Imam -así como algunos musulmanes objetaron a
la decisión tomada por el Profeta (PBd)- el Imam decía:
“No os interpongáis en la decisión de
vuestro Imam y obedeced lo que éste dice, ya que él
obedece a su vez las órdenes de Dios y, por lo tanto, sabe
qué es lo más conveniente, aunque los demás
no lo comprendan”.
Abu Sa’id ‘Aqisa cuenta que un día preguntó
al Imam Hasan (P): “¿Por qué hiciste las
paces con Mu’awiiah considerando que tú tienes la
razón y él es un corrupto y opresor?".
Respondió: “¿Acaso no soy yo, después
de mi padre, la prueba de Dios en la Tierra y el Imam?”.
Contesté afirmativamente. “¿Acaso Rasulillah
(PBd) respecto a mi hermano y a mí no dijo: 'Hasan y Husain
son Imanes ya sea que se rebelen o no?'". Respondí:
“¡Sí”. “Entonces yo
soy Imam ya sea que me revele o no”.
A continuación explicó el por qué no se
había sublevado de la siguiente manera: “La causa
por la cual acepté las paces con Mu’awiiah fue la
misma por la cual el Enviado de Dios (PBd) pacto con los Bani
Damrah y los Banul Ashya’ y con los mecanos por medio del
Pacto de Hudaibiiah con la única diferencia de que aquellos
eran incrédulos y Mu’awiiah y sus seguidores son
musulmanes hipócritas. -Continuo diciendo: ¡Oh, Abu
Said! si yo soy Imam por orden de Dios, vos no tienes por que
dudar de mi decisión, aunque no comprendáis el por
qué de ésta. Por ejemplo: comparémonos con
los profetas Moisés (P) y Jader (P). Él actuaba
en una forma que Moisés (P) no podía comprender,
y se enojaba, y cuando Jader (P) le explicaba la razón,
lo aceptaba. Yo también entiendo que vosotros estéis
molestos ya que no comprendéis el motivo por el cual actúe
así, pero es suficiente que sepáis que si no hubiese
aceptado la paz con Mu’awiiah, no quedaría hoy en
día ningún seguidor de ‘Ali (P) sobre la Tierra”.
Una vez que Mu’awiiah sintió asegurada la victoria,
enseñó su verdadero rostro. Durante un discurso
que ofreció en Najilah abiertamente expuso:
“Juro por Dios que luché contra vosotros,
no para que hicierais la oración, ayunarais y fuerais al
Hayy (peregrinación a La Meca); sino por que quiero gobernaros
y debéis ser conscientes de que lo he logrado. En estos
momentos deseo poner en vuestro conocimiento que no acepto ninguna
de las cláusulas que integran el tratado de paz con Hasan
Ibn “Ali (P), y las pisotearé”.
De esta manera Mu’awiiah dejaba bien en claro sus intenciones.
Cumplió con su última palabra, violando absolutamente
todas las condiciones que había pactado con el Imam Hasan
(P). Gobernó al estilo de los reyes y faraones, sin conducir
según las tradiciones del Profeta (PBd); acrecentó
y extendió la campaña de difamación contra
‘Ali (P); persiguió a los seguidores del Imam que
no podía sobornar, haciéndolos matar; conspiró
contra el Imam Hasan (P) provocando su muerte y designó
sucesor a su hijo Yazid.
Pero a veces en la práctica, por los antecedentes o influencia
que tenía el Imam Hasan (P) le era inevitable a Mu’awiiah
aceptarlas. Tal y como escribió Ibn Abil Hadid: “Ziad
gobernador de Kufah, planeaba la persecución de uno de
los compañeros del Imam. Éste le envió un
mensaje que decía: 'Nosotros pactamos con Mu'awiiah que
mis seguidores no serían molestados, pero me han avisado
que tú molestas a uno de ellos. ¡No lo hagas!'”.
Ziad no lo tomó en consideración y en contestación
escribió: “Ando en su búsqueda y lo encontraré
aunque se esconda entre tu piel y tu carne”.
El Imam envió el escrito a Mu’awiiah, quien a su
vez se lo reprochó a Ziad y le ordeno: “¡No
molestes a sus seguidores! ¡Yo en este asunto no te he dado
poder!”.
En una ocasión que Mu’awiiah se dirigió
hacia Kufah y habló en la mezquita para tomar juramento
de fidelidad de la gente. Él habló en forma despectiva
contra ‘Ali (P), el Amir de los Creyentes, y el Imam Hasan
(P). Entonces Al-Hasan (P) que estaba presente, se levantó
y le contestó:
“¡Oh tú, que mencionas a ‘Ali! Yo soy
Al-Hasan y ‘Ali fue mi padre. Tú eres Mu’awiiah,
y tu padre fue Sajr (Abu Sufian). Mi madre fue Fátima,
y tu madre fue Hind. Mi abuelo fue el Mensajero de Dios (PBd),
y tu abuelo fue Harv. Mi abuela fue Jadiyah, y tu abuela fue Futaila.
¡Que Dios maldiga a quien menosprecie nuestra reputación,
disminuya nuestra nobleza, obre mal contra nuestros ancianos y
se exceda en su impiedad e hipocresía!”
Mu’awiiah, utilizando diferentes caminos, trataba de injuriar
a Hasan Ibn ‘Ali (P). Espiaba y a veces acechaba de tal
modo al Imam y a sus compañeros que los colocaba en situaciones
muy críticas. Insultaba a ‘Ali(P) y a sus seguidores;
a veces sin la más mínima prudencia, hablaba mal
y se burlaba de ‘Ali (P) en las reuniones en las que se
encontraba presente Imam Hasan (P) y, aunque éste inmediatamente
le daba una contestación que le callaba la boca, pero era
un tormento para él permanecer mas tiempo en la ciudad
de Kufah; por ello, decidió regresar a Medina en donde
vivió diez años enseñando el Islam a la gente
disipando sus duda, tal como lo hubieran hecho el resto de los
Imanes bajo condiciones más o menos favorables que las
que le habían tocado afrontar a él.
En Medina no cambio mucho la situación, ya que en ese
entonces el gobernador de esa ciudad era Marwan, uno de los mas
insolentes agentes de Mu’awiiah. El Mensajero de Dios (PBd)
acerca de Marwan había dicho: “El es un sapo
descendiente de un sapo, un maldecido hijo de un maldecido”.
Marwan presionaba tanto a Imam Hasan (P) y a sus fieles seguidores
que llegó el momento en que a estos les resultaba imposible
visitar al Imam y a pesar de que estuvo diez años en Medina,
pocos fueron los que pudieron aprovecharse de aquella fuente de
sabiduría y conocimiento; por ello, los dichos y tradiciones
que conservamos de este Imam son muy pocos.
Marwan cuando se encontraba en presencia del Imam Hasan (P),
hablaba mal de su padre ?‘Ali(P)-, y a veces obligaba a
algunos a injuriar al mismo Imam. Durante estos diez años,
cualquier gobernador que sucedió a Marwan no dejó
de ofender y torturar al Imam y a sus compañeros.
Su martirio
Mu’awiiah, con el pretexto de que Imam Hasan Ibn ‘Ali
(P) era muy joven para gobernar no le entrego el califato, pero
en realidad planeaba nombrar a su deleznable hijo Yazid sucesor
del trono para que después de su muerte, este no tuviese
problemas para gobernar. Pero para la realización de sus
planes encontraba en el Imam un gran obstáculo, ya que
en caso de que después de su fallecimiento Imam Hasan (P)
viviese, era muy posible que la gente, que se encontraba ya harta
de la familia de Mu’awiiah, se inclinara hacia el Imam.
Mu’awiiah se esforzó mucho para eliminarlo de su
camino y finalmente sobornó a Ju’da, la hija de Al
Ash’ath Ibn Qays, quien era esposa del Imam Hasan (P) para
que lo envenenase, otorgándole cien mil dirhams y prometiéndole
que la casaría con su hijo Yazid, quien sería el
próximo califa. Más tarde Mu’awiiah no permitió
que el enlace se llevase a cabo, casándola con un hombre
del clan de Talha. Ella adquirió el apodo de “envenenadora
de sus maridos”.
El Imam Hasan (P) estuvo enfermo durante cuarenta días
antes de morir. Este inmaculado falleció el 28 del mes
de Safar (el mismo día del fallecimiento del Santo Profeta)
del año 50 lunar, a los cuarenta y ocho años de
edad. Fue enterrado en Al Baqi en medina, junto a la tumba de
su abuela Fátima Bint Assad, la madre de ‘Ali (P).
Las bendiciones de Dios sean para este grandioso y querido Imam.
Algunas de las sabias palabras de este Inmaculado Imam
“El intelecto es el vehículo del conocimiento".
"La ignorancia equivale a la muerte”.
“Quien pretenda hablar alcanzado el limite
del conocimiento, manifiesta el limite de la ignorancia”
“La oportunidad desaparece rápidamente
y retorna lentamente”.
“Deja lo meritorio cuando es perjudicial para
lo obligatorio”
‘Ali (P), el Amir de los Creyentes, le pregunto a su hijo
(P): “¡Oh, hijo mío! ¿En que consiste
el intelecto?”
Respondió: “En que tu corazón guarde
aquello que el ha aceptado en deposito”.
Prosiguió: “¿Que es la previsión?”
Contesto: “Que esperes tu oportunidad y apresures
aquello que te sea posible”.
Continuó: “¿Y qué es la ignorancia?”.
Respondió: “Precipitarse sobre la oportunidad
antes de llegar a su dueño”.
De Imam Hasan a uno de sus hijos:
“¡Oh, hijo mío! No seas amigo
de nadie hasta que conozcas sus vaivenes (su forma de vida). Cuando
lo pruebes y su compañía te satisfaga, entonces
fraterniza con él, pasando por alto sus errores y ayudándolo
en la dificultad”
“Las mercedes se ignoran cuando están
presentes, pero cuando se marchan se reconocen”.
“Cuando vi que no existía fuerza en
ustedes (para combatir a Mu’awiiah) entregue el asunto a
fin de que tanto ustedes como yo permanezcamos entre ellos”.
“No permitas que vuestras mujeres tengan contacto
en la calle con personas imprudentes e impuras, ya que Allah aleja
Su caridad y beneficio de aquél que carece de celo”.
“¿Qué significa ser libre de
cualquier necesidad? Libre de cualquier necesidad es la persona
que se limita a aquello que Allah le ha designado, aunque sea
poco”.
“La perdición del hombre se limita
a tres causas: el orgullo y egoísmo, la envidia y la codicia.
El orgullo y egotismo terminan con la religión; siendo
esta la causa por la cual el Demonio se alejo de la Misericordia
de Dios. La codicia, es el enemigo del nafs (ego) y fue por ésta
que Adán fue expulsado del Paraíso. La envidia,
que es la evidencia de los secretos, fue la que impulso a Caín
que matara a Abel”.
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